La crisis actual con motivo del Covid-19 es muy diferente a todas las vividas anteriormente, tanto por las características de la pandemia como por el desarrollo digital de las organizaciones. El teletrabajo se ha convertido, teóricamente, en la solución para dar continuidad a la actividad y al negocio, pero realmente solo con decirlo y enviar […]
Dirigentes Digital
| 13 mar 2020
La crisis actual con motivo del Covid-19 es muy diferente a todas las vividas anteriormente, tanto por las características de la pandemia como por el desarrollo digital de las organizaciones.
El teletrabajo se ha convertido, teóricamente, en la solución para dar continuidad a la actividad y al negocio, pero realmente solo con decirlo y enviar a los trabajadores a casa, la actividad no va a continuar posiblemente a ritmos similares.
Es un proceso en el que tienen que estar claras las prioridades en cada momento y en el que todos los directivos y empleados tienen que entender la situación y poner la mejor actitud para mitigar, en todos los aspectos, el impacto del virus.
En este sentido, cada momento tiene su prioridad y hay tres prioridades claras en cada momento:
En primer lugar, la prioridad es la salud de los trabajadores, por los que habrá que tomar las medidas adecuadas y contundentes para evitar su contagio. Entre estas medidas, el teletrabajo ha aparecido como una solución lógica y natural.
El problema se nos presenta cuando en nuestrotejido empresarialha tenido escaso desarrollo esta nueva alternativa a la consolidada tradicionalmente de realizar el trabajo en la oficina. Un dato que lo explica, según el INE solamente el 7,5% de los ocupados trabajan desde sus hogares, cifra muy por debajo de la media europea.
Por lo tanto, la segunda prioridad es organizar el teletrabajo para que realmente sea efectivo, lo cual implica definir una serie de pautas a seguir por los trabajadores en su nuevo espacio de trabajo.
No creo que merezca la pena profundizar en ellas pues, en los últimos días son variados los artículos o post que las han desarrollado, pero si me parece adecuado hacer referencia a las quese identifican como más importantes:
• Identificar la plataforma técnica a utilizar y el puesto de trabajo.
• Definir objetivos claros y medibles, incluso en las actividades que normalmente no los necesitan. La agenda diaria adquiere más importancia que nunca.
• Organizar las dinámicas de equipo y las reuniones
• Establecer una rutina de la jornada con los descansos habituales
• Establecer la dinámica de reporte, con el jefe, lógicamente online pero manteniendo la sistemática de contraste y seguimiento.
• No aislarse y mantener un contacto normal con los compañeros.
Muchas voces insisten en que va a ser muy complicado que empresas con arraigo “analógico”se conviertan en digitales del día a la mañana y pueden tener cierta razón, pero la realidad es que no es un proceso complejo y si prima (seguro que será así) el compromiso, el sentido común y una actitud positiva el éxito del proceso estará asegurado.
Ah! y todo el mundo está dispuesto a ayudar no lo desaprovechemos para solucionar nuestra lógicas dudas.
La tercera prioridad, cae fundamentalmente del lado del empleado y tiene que ver con su compromiso con el trabajo.
No es fácil, con el lío que hay, concentrarse en el trabajo (incluso en el puesto habitual), pero la concentración en las horas de actividad laboral es el elemento clave.
Está demostrado que el teletrabajo bien programado y con los medios adecuado resulta sumamente eficaz.
Por lo tanto, en esas horas, nada de distracciones domésticas, nada de redes sociales (aunque el bombardeo sea continuo) y en los e-mails o en las reuniones virtuales con un “espero que estés bien” es más que suficiente.
En mi experiencia, llevo más de dos años teletrabajando como autónomo mínimo dos veces a la semana y la organización del horario y el puesto de trabajo son los dos elementos clave.
En definitiva, hay que tener las prioridades claras en este orden: salud, organización y seguir trabajando.