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Nuevas “tierras de conquista” para la Comunicación Interna

La comunicación interna se está transformando para responder a las urgencias de la pandemia, mientras el teletrabajo pone sobre nuestra mesa nuevas necesidades y retos. Los meses que llevamos conviviendo con la pandemia en sus distintas intensidades nos permiten ganar algo de perspectiva para ir asentando algunos de los aprendizajes más relevantes que se van […]

Dirigentes Digital

30 sep 2020

La comunicación interna se está transformando para responder a las urgencias de la pandemia, mientras el teletrabajo pone sobre nuestra mesa nuevas necesidades y retos.

Los meses que llevamos conviviendo con la pandemia en sus distintas intensidades nos permiten ganar algo de perspectiva para ir asentando algunos de los aprendizajes más relevantes que se van consolidando en este tiempo de tensión, así como los nuevos retos que se abren ante nosotros, las nuevas “tierras de conquista” para la Comunicación Interna.

Revisemos algunos de ellos:

Cercanía y humanidad: Estamos hablando sobre temas que preocupan a las personas y debemos hacerlo con un lenguaje comprensible y cercano para todos. La salud y la continuidad de la actividad (es decir, del puesto de trabajo) han sido y siguen siendo cuestiones muy relevantes para las personas, que hemos tratado de forma mucho más directa y clara de lo que suele ser habitual en los discursos corporativos. Alguna vez -ojalá pronto- la pandemia remitirá y tendremos que preguntarnos si no podríamos desarrollar estrategias de comunicación con los empleados que estos sientan más cercanas y humanas, más suyas. Cuando la preocupación se relaje, ¿estamos condenados a volver al discurso “envarado” y formal? Espero que no.

Continuidad basada en la relación y no en la novedad: La pandemia ha creado nuevas realidades espaciales en la relación empleado–empresa: empleados que debían comenzar a trabajar desde casa sin experiencia en remoto; empleados que debían seguir acudiendo a su puesto mientras todo el discurso público decía que lo responsable era quedarse en casa y, por supuesto, empleados que se quedaban en la fría soledad de los ERTEs. Y, todos, en un contexto de seria preocupación por su futuro. Las compañías que han trabajado bien este aspecto han activado conversaciones continuadas con cada uno de esos colectivos (sí, también con los de los ERTEs), ajustadas a sus diversas necesidades. Han tenido claro que el factor dominante en la conversación interna es el fortalecimiento y continuidad en la relación entre personas, no simplemente la “difusión de información cuando hay algo que contar”. La frecuencia en la conversación está marcada por la intensidad de la relación y no por la cantidad de información nueva a difundir. Si la Presidenta de IBM en España -según ha contado la propia empresa- ha enviado un mensaje de mail diario a sus colaboradores durante los meses críticos de la primavera, no era porque todos los días tuviera algo novedoso e informativamente relevante que contar cada día, sino porque -en tiempos turbulentos- quería estar presente y cercana ante sus equipos, escuchando y hablando, conversando. 

Liderazgo a pie de obra, no desde la tarima: Cuando la movilidad está restringida y todos o muchos de los colaboradores están en su casa, el liderazgo by walking about, es decir, el liderazgo que se muestra ante los empleados compartiendo tiempos y espacios con ellos (“dirigir paseando”) ha de buscar nuevas fórmulas. Hemos visto como nunca antes a los CEOs compartiendo videos desde sus casas y con su móvil. No es que la calidad de los formatos no deba preocuparnos -los formatos también comunican-, es que el abanico de posibilidades es mucho más amplio del que muchas organizaciones muy formales se permitían.

Escuchar siempre, todo el rato: La apertura de canales bi/multidireccionales y la realización frecuente de encuestas a los empleados han sido otras dos buenas prácticas que muchas empresas han instaurado por la preocupación de saber cómo están aquellos a los que ahora no vemos, pero cuyo desempeño sigue siendo crítico para la continuidad del negocio. La normalización que algún día nos llegará no puede suponer la cancelación de estos canales; podrá generar una menor frecuencia en las encuestas que la actual, pero no la vuelta al clásico estudio de cada dos o tres años.

No todos los teletrabajos son iguales. Una cosa es el teletrabajo como única solución para afrontar las dificultades de la pandemia y otra cosa es el teletrabajo como opción libremente elegida por las empresas para organizar sus procesos productivos. La pandemia está sirviendo como detonador para un cambio en las formas de trabajo que habrá de asentarse, seguramente con formatos distintos a los que ahora estamos viendo. Porque una cosa es el teletrabajo continuado, en el que personas solo acuden excepcionalmente a su centro de trabajo, y otra cosa es que las personas estén en teletrabajo uno, dos o tres días por semana, pero manteniendo un presencia razonablemente continuada en su centro, con sus jefes y -muy importante- con sus compañeros. La presencia excepcional plantea unas necesidades muy distintas frente a quienes siguen manteniendo una presencia frecuente en el centro. ¿Qué teletrabajo es el que pretende tu compañía cuando todo esto pase (qué pasará, no lo dudemos)? La respuesta a esa pregunta condicionará la respuesta que la Comunicación Interna deba construir. 

Los retos que plantea el teletrabajo no son informativos, sino de crecimiento y aprendizaje, de relación y creatividad y, en definitiva, de engagement. Nos equivocaríamos si creyéramos que el único reto que el teletrabajo plantea a la CI es el de mantener informados a nuestros compañeros en remoto. Si nos limitamos a eso, sería como volver quince años atrás en nuestro expertise, cuando creíamos que lo de la Comunicación Interna iba de informar a las personas sobre el punto de vista de la Dirección y las cosas que pasan en la empresa. La socialización, la interacción, los intercambios que se generan en los espacios compartidos, la creatividad que surge en los grupos que comparten, …, todo ello tiene impacto en el engagement. Tenemos que buscar formas de impactar todavía más y mejor en la construcción de compromiso, con los que están todos los días, con los que vienen algunos días y con los que casi solo vemos a través de pantallas.

Nuevos tiempos, pero tiempos actuales. Porque así son ya nuestras empresas.

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