Además de que los trabajadores por cuenta propia nunca enferman, estos también tienen una jornada laboral más larga. El estudio La racionalización de los tiempos de trabajo, la conciliación y la igualdad II, realizado por UPTA, recoge que un tercio de los autónomos dedican más de 40 horas semanales a su jornada laboral. Antes de […]
AutónomosDirigentes Digital
| 08 ene 2021
Además de que los trabajadores por cuenta propia nunca enferman, estos también tienen una jornada laboral más larga. El estudio La racionalización de los tiempos de trabajo, la conciliación y la igualdad II, realizado por UPTA, recoge que un tercio de los autónomos dedican más de 40 horas semanales a su jornada laboral.
Antes de que la COVID-19 condicionara la vida socioeconómica mundial, el porcentaje ascendía al 50% y un 44% entre 20 y 40 horas. Aunque los datos muestran una reducción de su jornada laboral, reflejan que el colectivo “sigue dedicando” más tiempo a su trabajo que los empleados por cuenta ajena.
Este informe, que recoge la situación de 3.000 autónomos, es una continuación de la investigación realizada en 2019 sobre los tiempos de trabajo, la racionalización y vinculación con la conciliación laboral, familiar y personal. Para ello, analizan la experiencia de los encuestados en los ámbitos anteriormente citados y observan el cambio de perspectiva en el concepto de usos del tiempo que ha provocado el confinamiento.
Sobre el modelo de organización de la jornada laboral, el horario partido solía ser la tendencia predominante, con una pausa de dos horas para comer, como mínimo. Así lo manifestaban un 43% de las personas antes de marzo de 2019, cifra que ahora es del 39%. Por su parte, la jornada intensiva también desciende en porcentaje de usuarios después del confinamiento.
Respecto a la hora de la comida, la franja horaria elegida para comer es la que va entre las 14:00 y las 15:00 horas, “práctica que no ha quedado atrás con la pandemia y acostumbra a contradecir los horarios de almuerzo de la mayoría de los países europeos”, remarcan desde la organización. Comer más tarde tiene efectos en dejar de trabajar mucho después. En este caso, UPTA observa que en la ‘vieja normalidad’ un 37% finalizaba su rutina entre las 18:00 y las 19:00 horas, mientras que un 30% lo hacía después de las 19:00 horas. No obstante, tras el encierro forzoso en los hogares se ha reducido la cantidad de personas que finaliza después de las 19:00 horas, con un descenso del 22% en el momento actual.
Pese a ello, los autónomos siguen cenando y yéndose a dormir más tarde que en los países vecinos. Desde la organización encabezada por Eduardo Abad lo atribuyen a una práctica arraigada en la cultura española y que se ve reforzada por el horario de los programas de televisión, obras de teatro, cine y ocio en general. Influidos en parte por estas costumbres, la mayoría de los autónomos cenan entre las 21:00 y las 22:00 horas, siendo únicamente durante el confinamiento domiciliario de primavera cuando se hacía un poco más temprano. Así, más de un 80% reconoce irse a la cama entre las 23:00 y la 01:00 horas.
“Es necesario garantizar planes específicos para una mayor gestión del tiempo de trabajo. Siendo España un país con bajos índices de productividad y largas jornadas de trabajo, la transformación digital es fundamental. Esto nos abriría las puertas a la evolución y creación de nuevos modelos de negocio, es decir, transformar el modo en que los autónomos tienen de llegar a sus clientes y de prestar sus servicios”, precisa Abad. En esta línea, el dirigente también subraya que para un mayor aprovechamiento de las tecnologías y la digitalización en materia de trabajo autónomo es necesario llevar a cabo nuevas formas de asociación y colaboración que amplíen las perspectivas económicas. “En un mundo cambiante, la respuesta de las/los cotizantes al RETA debería ser la de adaptarse a dicho cambio”, remarca.