Con la misma celeridad que los acontecimientos suceden se pueden apreciar los cambios en los hábitos de los consumidores. El incremento del coste de vida actual se manifiesta en la manera de consumir y, por ende, en el mercado minorista y su manera de actuar. Sin embargo, las pequeñas empresas están más preocupadas de sortear […]
PYMESDirigentes Digital
| 20 ene 2023
Con la misma celeridad que los acontecimientos suceden se pueden apreciar los cambios en los hábitos de los consumidores. El incremento del coste de vida actual se manifiesta en la manera de consumir y, por ende, en el mercado minorista y su manera de actuar. Sin embargo, las pequeñas empresas están más preocupadas de sortear cambios para sobrevivir que de atender a las propias necesidades que demandan sus clientes.
Así lo demuestra el estudio que cada año realiza el Instituto de Investigación Capgemini acerca de las preferencias del consumidor actual. Este señala la preocupación generalizada que acecha a la población ante la inestabilidad financiera, aspecto que se aprecia en la tendencia del público por adquirir productos más asequibles a su vez que les beneficie la reducción de costes.
Reducir las compras compulsivas, recortar en los gastos superfluos como el ocio y los artículos electrónicos o posponer la de productos de lujo son algunos de los principales cambios que se aprecian en el consumidor, según el informe. El ahorro, en cambio, se muestra como prioridad para la gran mayoría, dejándose apreciar en un aumento de las compras de productos rebajados, con descuento o de marca blanca.
Cambiar el chip suele ser complicado, no obstante, parece ser la solución para la inmensa mayoría del tejido empresarial español. Los retos a los que se enfrentan las pequeñas empresas también están relacionados con los costes energéticos, labores o de transportes y, todo ello, aplicando a los nuevos estándares de sostenibilidad.
Parámetros que tanto marcas como minoristas deben tener en cuenta si quieres ser atractivos a su público. Tal y como afirma el informe, el 67% de los encuestados opina que estos deben ofertar precios más bajos en los productos más básicos, sin olvidar lo anteriormente descrito. Todo ello es posible siempre y cuando el minorista se replantee su modus operandi.
De este modo, el informe sugiere que las pequeñas empresas adopten nuevas maneras de empelar la mano de obra, apostando por una cadena de suministro más digitalizada y aplicando en unas operaciones más automatizadas. Métodos que pueden contribuir a una mejora logística, tanto en la entrega de artículos como en la reducción de los costes.
Todo ello sin olvidar el gran poder que las redes sociales ejercen sobre el consumidor. El minorista debe tener muy en cuenta el liderazgo de los nuevos canales que actúan en la sociedad; el cómo las marcas pueden generar nuevas vías de ingresos y crecimiento. Otro hecho probado por el informe, el cual queda patente que el 70% de los consumidores confía en la elección de las figuras de influencia, especialmente aquellos perteneciente a las generaciones más recientes.