Quienes conforman la mayoría del tejido empresarial español conoce las dificultades a las que se enfrentan para crear y mantener a flote sus empresas. Se tiene aceptado que los primeros meses de vida de una pyme los desafíos a los que se deba enfrentar sean mayores hasta conseguir solidez y rentabilidad del negocio. Desde los […]
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| 21 jun 2023
Quienes conforman la mayoría del tejido empresarial español conoce las dificultades a las que se enfrentan para crear y mantener a flote sus empresas. Se tiene aceptado que los primeros meses de vida de una pyme los desafíos a los que se deba enfrentar sean mayores hasta conseguir solidez y rentabilidad del negocio. Desde los característicos trámites burocráticos, las trabas legales, las cargas impositivas hasta la variabilidad de los ingresos. Dificultades que, a pesar de formar parte de cierta “normalidad” empuja a sus líderes a prescindir de una estabilidad económica.
Así lo expresa el último informe de la aseguradora internacional Hiscox, El coste real de crear tu propia empresa, el cual demuestra los sobresfuerzos a los que las pymes se ven sometidas hasta el punto de que sus directivos no puedan contar con un sueldo fijo. Una radiografía de la situación actual de los líderes de las pequeñas y medianas empresas realizada a través de una muestra de 400 empresarios, accionistas principales, directores generales entre otros cargos principales.
La irrupción de la COVID 19 en la humanidad impulsó la aparición de múltiples ayudas públicas como los fondos Next Generation o el Kit Digital, bien para la amortiguación de los daños económicos causados por el virus o para la plena digitalización de las empresas de menor tamaño.
A pesar de ello, según el estudio de Hiscox, tan solo un 0,5% de las pymes solicitaron estas bonificaciones procedentes del Gobierno, recurriendo el 81,2% de ellos a los ahorros de sus fundadores. Asimismo, el 26,5% optó por la financiación externa y el 29,4% buscó financiación en amigos y familiares, mientras que un 6% se vio obligado a hipotecar su hogar.
Por otro lado, mientras que aquellos directivos que necesitaron financiación, un 68,2% tuvo que ayudarse de sus propios ahorros para mitigar los efectos de la crisis, un 30,6% necesitaron financiación externa y un 31,7% de ellos recurrieron a conocidos y familiares.
La salud mental y el bienestar social han sido algunos de los elementos más afectados tras la pandemia COVID. Del informe concluido por Hiscox y según los datos de la Organización Mundial de Salud (OMS) se pueden sacar diferentes conclusiones debido al impacto provocado en pequeñas y medianas organizaciones.
Un 88,3% de los directivos de las pymes han sufrido síntomas negativos en sus actividades laborales a raíz de la pandemia. Problemas como estrés (80,3%), insomnio (69%) y síntomas depresivos (68,8%) son algunos de los síntomas que se han registrado.
No obstante, llama la atención que, a pesar de esta realidad, los empresarios prefieren no cogerse una baja laboral, hasta el punto de que un 92,4% de ellos no se ha acogido a este derecho en los últimos tres años. De los dirigentes que sí optaron por darse de baja, un 39,8% dice haber estado entre 1 y 3 meses, mientras el 24,6% afirma continuar en una.