Karrara Terrasse, el exclusivo espacio del Hotel Puerta de América (Avda. América, 41), se convierte en el escenario perfecto para tratar un tema tan actual como de suma importancia en el futuro empresarial más próximo. Pocas figuras pueden profundizar tanto en ello como Ignacio Babé, director general del Club Excelencia en Gestión; Juan Antonio Zufiria, […]
Dirigentes Digital
| 28 jun 2023
Karrara Terrasse, el exclusivo espacio del Hotel Puerta de América (Avda. América, 41), se convierte en el escenario perfecto para tratar un tema tan actual como de suma importancia en el futuro empresarial más próximo. Pocas figuras pueden profundizar tanto en ello como Ignacio Babé, director general del Club Excelencia en Gestión; Juan Antonio Zufiria, independent business advisor y ex-vicepresidente mundial de IBM; Adolfo Ramírez, asesor en liderazgo y transformación digital y ex-director general adjunto de Tecnología y Operaciones en el Banco Santander España y Alejandro San Nicolás, EFQM Redex y Cryptobeliever, quienes opinan sobre el avance de las organizaciones aplicando inteligencia artificial (IA) y el Modelo EFQM.
Hablar de IA hoy en día es tan común como hacerlo de la sequía que sufre el país. No obstante, ni todos entienden hasta qué punto esta tecnología influye a nivel macro ni conocen los múltiples beneficios que su implementación conlleva, especialmente en las empresas. Algo similar a lo que sucede cuando se hace referencia al Modelo EFQM (European Foundation for Quality Management) en las organizaciones; todas ansían esa excelencia, pero no todas lo consiguen. Pero, ¿qué sucede al aunar los dos conceptos? ¿Van de la mano la IA y el Modelo EFQM? ¿Se podría tratar de un beneficio mutuo? O, por el contrario, ¿quién se lucra de quién?
Ignacio Babé, Juan Antonio Zufiria, Adolfo Ramírez y Alejandro San Nicolás no titubean al referirse a la IA como la panacea en las organizaciones, mucho mejor cuando esta, desde la ética, impulsa su competitividad y la de los trabajadores. Plantearse si la IA va a dejar algún nicho sin tocar es ilógico, más a lo que eficiencia empresarial se refiere. No solo es posible a todas las escalas, sino que, es impensable que exista un ámbito de la gestión en la que no se pueda implantar. “Tan solo dependerá del grado de madurez de la organización”, expresa Zufiria.
No se trata de un proceso que dependa exclusivamente del líder, sino también de los mandos intermedios que serán los principales conectores para aplicar una correcta IA, así como los empleados, que serán los que principalmente utilicen esta tecnología, con más o menos naturalidad, al igual que se emplean otras muchas tecnologías en la actualidad, añade Ramírez.
El mayor temor es la destrucción de puestos de trabajos al aumentar exponencialmente la productividad aplicando IA que, por otro lado, es un hecho que históricamente se ha dado en la humanidad con la irrupción de las nuevas tecnologías. Hay que esperar a cómo la sociedad reacciona a ello, expone Juan Antonio. La segunda razón es que no se sabe hasta dónde va a llegar y aparece el gran debate de quien terminará dominando a quien.
Existe un temor infundado sobre la IA al valorarla como un mero tema de costes, pasando por alto la enorme ventaja que implica utilizarla en modelos de negocio y dar más valor a los ingresos. Unos lo implementarán pensando en crecer y otros en reducir. Esto será disruptivo, no se trata de incrementar, se va a escalar, por lo que la diferencia será abismal dependiendo de su aplicación, defiende Ramírez.
En España, son pocas las grandes empresas que están utilizando IA hasta donde ha llegado su desarrollo y, sin embargo, son las pymes las que más temor tienen a perder empleos empleando esta tecnología al competir directamente con su plantilla. Babé explica cómo para el empresario esto supone un serio problema, aunque reduzca costes y gane en productividad.
Para Alejandro San Nicolás, el modelo productivo tiene mucho que ver en este conflicto. Si se quiere modificar y que las organizaciones sean escalables se debe utilizar la IA, sin olvidar el tipo de país que se desea. Las pymes deberían pensar en ser organizaciones exponenciales, sin olvidar apostar por el I+D. Esta tecnología no solo ayuda a ser más ágiles, sino a interiorizar conocimiento para ser el tesoro del país y evitar la fuga de talento. Se sigue estando muy alejado de un modelo productivo del país adecuado.
El director general del Club Excelencia en Gestión opina que las organizaciones españolas están huérfanas de cultura en formación de gestión, consagrándose este como uno de sus principales retos. Existen algunas que han apostado por la eficiencia, pero sin tener un sistema de gestión integrado, sin equilibrar los grupos de interés de la empresa, nunca lograrán ser eficientes.
En el debate, Ramírez expone la importancia de entender la nueva realidad que se produce en cada momento y cómo impacta en la estrategia de negocio, antes que aplicar un sistema de gestión o congregar los retos actuales como pueden ser la sostenibilidad o la IA. “No todos los negocios tienen que ser iguales, hay que aplicar unos mecanismos de gestión adecuados a la organización. Falta gestión, pero también entender cómo te van a afectar los elementos más recientes en tu modelo de negocio".
“El Modelo EFQM ya lo dice en su primer criterio: tienes que entender el ecosistema”, defiende el experto Redex. “La empresa que no sabe a dónde quiere llegar a dónde quiere llegar en el futuro, en un máximo de cinco años estará destinada al fracaso".
Sin embargo, para Zufiria falta algo muy por encima de la gestión empresarial: la cultura y el espíritu emprendedor. Cómo nos vemos frente a otros países del mundo y la capacidad de asumir riesgos, aun siendo envidiados por muchos otros, son algunos de los grandes lastres en las organizaciones nacionales. “En España existen grandes empresas, pero no grandes gestores. Nuestra economía está construida sobre sectores más difícilmente impactados por la tecnología, y esa estructura nos limita".
La estructura económica en España ha estado bien gestionada, pero el problema son las pymes, que no tienen un sistema económico desarrollado que les permita invertir en nuevas herramientas; no hay estímulos suficientes en la sociedad, ni por parte del Gobierno ni de las organizaciones privadas, para salir del impass. “Me conformo con ir sobreviviendo”. No hay ambición por escalar, ni por crear un unicornio, ni hay cultura que facilite la posibilidad de crear grandes empresas, aprecia el independent business advisor.
Alejandro San Nicolás lo tiene claro. “Conocer y entender el Modelo EFQM es la clave para aplicar por un patrón de gestión fuerte. El conocimiento de a dónde quiero llegar y cómo quiero ser, qué aporto (anteponiendo la economía del producto a la del valor), la forma de trabajar de las empresas… Las organizaciones, tradicionalmente, no han medido estos parámetros, y el modelo tiene esa virtud. Un claro ejemplo lo tenemos en las pymes en donde tanto talento hay, pero no aplica el Modelo EFQM. No es una burocracia, es un modelo que te ayuda a pensar en qué quiero ser bueno, colocándote en un marco de gestión. Las organizaciones que aplican el modelo… ¡es ciencia ficción lo que evolucionan!”
“Lo que no se mide no se puede mejorar”, apunta Babé. “Tener un marco ordenado, que te permita medir, conocerte como organización y poderte comparar. Es la base de la mejora continua pero también de la innovación".
El Modelo EFQM debe ser un modelo global e integrado a todos los sectores empresariales. Actualmente es un reto el poder llegar también a las pymes, avanzar para que se pueda aplicar a una escala más amplia. No obstante, está enfocado más a las grandes empresas y no por los recursos, sino por la madurez de las mismas. Pero también las pequeñas y medianas empresas deben hacer un esfuerzo por medirse. Concepto que ampara Adolfo Ramírez al respecto.
“Si yo tuviera que montar una empresa y no supiera cómo hacerlo, leyendo el modelo tengo todas las herramientas para ello. La medición global de la experiencia de los grupos de interés es muy importante y no se hace, pero el modelo te ayuda. En la pyme, España tiene un problema de gestión. No aplican el EFQM y, sin embargo, este te ayuda a pensar dónde quieres ser bueno. Es impresionante ver la evolución de las organizaciones que lo aplican y es un modelo que lo puede acoger cualquier empresa, incluso si tiene 10 empleados”, sentencia San Nicolás añadiendo “Es un claro ejemplo de cómo la tecnología puede ayudarte a avanzar, en este caso, en el modelo de experiencia. Las organizaciones deben comenzar a trabajar en vertical dentro del marco establecido para, después, priorizar en la innovación a nivel horizontal".
“Desde el Club Excelencia en Gestión se está explorando cómo gracias a la IA el Modelo EFQM sea más conocido para las organizaciones, que nos ayude a explorar los procesos excelentes asociados a las mejores puntuaciones que puedan resultar desconocidos para nosotros”, aporta su director general. “Todo ello, vinculado a unos informes ya validados”, puntualiza el EFQM Redex.
Sin embargo, Juan Antonio Zufiria rehace la pregunta, planteándola a través de tres principales premisas a tener en cuenta para, posteriormente, hacer un ejercicio de reflexión:
1_ Cómo la IA va a ayudar a la gestión de las empresas, en global. Va a cambiar mucho, generando un impacto en puestos de trabajo, generando un cambio en los procesos de ejecución…
2_ Cómo va a afectar al modelo de negocio. Ver si afecta o no. Haciendo un planteamiento, la esencia de lo que hacemos no cambiaría. Sería una herramienta más.
3_ Cómo el Club Excelencia en Gestión se podría beneficiar. Si hay que hacer un cambio sobre cómo ejecutar los procesos, cómo manejar las plataformas…
Adolfo Ramírez, además, lo plantea como una radiografía que la empresa debería hacerse para posteriormente hacer un challenge al modelo. “Hacer rayos X al modelo actual con la IA y saber cómo le afecta o qué cambiaría. ¿Demasiada introducción de tecnología afectaría a uno de los principales grupos de interés (los empleados)? ¿Cómo podemos empezar a utilizar lo que propones? Sabiendo lo que sabes y cómo ha cambiado todo, qué cambiarías o qué le falta. Captar ideas para el siguiente modelo de una manera disruptiva".
Babé define el concepto, protagonista a su vez del Foro Anual del Club Excelencia en Gestión, “Gestión 5.0”. Adelantarse a lo que puede pasar teniendo en cuenta los tres bloques que estarán en la gestión de toda organización: personas y talento, tecnología e innovación y ecosistemas y alianzas. “El objetivo del Club es investigar qué partes de la gestión se tienen que fortalecer por ser las más decisivas en la gestión del futuro. Qué se nos escapa para la realidad que se aproxima”.
"No se puede separar talento de máquina, esa es la dualidad que hay que entender. Es lo que genera un marco diferente al que hay que adaptarse. Hay que dejar de estar narcotizado y externalizar el problema al estado”.
“La IA es una tecnología tan potente como la energía nuclear y esta, nos ha salvado de una catástrofe en Europa. Si se usa con poca ética, será una hecatombe, pero si es bien usada, daremos un salto cualitativo como sociedad y mejoraremos sustancialmente”.
“La tecnología es una herramienta más, que siempre ha sustituido puestos de trabajo. Vivimos en un mundo exponencial y la escala de tiempo de transformación es más corta que las propias vidas de las personas. Antes irrumpía lentamente, dando tiempo a la sociedad a adaptarse; ahora los cambios suceden más deprisa. Es el desequilibrio lo que crea ese temor. La gestión necesita ser menos arte y más ciencia y el Modelo EFQM es un instrumento para ello".
“La IA, lo que mejora, son mis capacidades, destruye puestos de trabajo, pero no suplanta a las personas. Por eso hay que evolucionar para existir en esa nueva realidad”, explica Ramírez. “La gestión inteligente de los datos es esencial en la toma de decisiones futuras y las organizaciones no la tienen tan en cuenta. Alfabetización de datos, todo lo que vaya a hacer la IA va a estar basada en esos datos. Los datos se convierten en el recurso natural de la empresa, son la introducción de toda la información. La IA no va a mejorar la organización sin datos y si no se entiende así, todo irá mal".