Las fragilidades, muy duraderas ya, de la economía se asientan sobre la desaceleración cíclica y estructural de China y su insostenible régimen de tipo de cambio, el excesivo nivel de endeudamiento de muchos países y sectores y la inestabilidad geopolítica y regional en curso.
Estos son los principales factores que identifica el broker estadounidense para afirmar que "el crecimiento mundial se encuentra en un punto muy precario, tras dos o tres años de relativa calma". Así, revisan a la baja sus previsiones para los países desarrollados este año, hasta el 1,6% desde el 2,4% estimado en enero, y advierten que la cifra "podría ser menor".
El porcentaje de repunte global del PIB apenas alcanzaría el 2% interanual en el último trimestre de 2015, subrayan. Se trata del dato más bajo desde la crisis de deuda de la Zona Euro en 2012-2013. Para 2016, auguran una mejora del 2,5%, que se reduciría al 2,2 "si nos ajustamos a la probabilidad de que los datos de China no se están midiendo con precisión".
En este contexto, Citi cree que las probabilidades de una recesión están aumentando. La firma define este extremo como una caída del crecimiento por debajo del 2%, si bien, en general, se estima que se correspondería con un descenso del PIB durante dos trimestres consecutivos. Recordemos que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la economía global ascienda un 3,4% este año.
"Los últimos indicadores han mostrado más señales de que el crecimiento global se está desacelerando, pero con un énfasis renovado en la debilidad de los países desarrollados, mientras que en el último par de años la principal fuente de decepción han sido los emergentes", destacan los economistas capitaneados por Willem Buiter.
Con todo, aunque reconocen que la recesión es más probable, tampoco es necesariamente inevitable: "El mundo necesita una versión global de lo que nosotros denominamos como ‘Abenomics plus’", esto es, una política monetaria flexible a la que se adhieren estímulos fiscales y reformas estructurales, que incluirían de forma destacada una reducción "material" del endeudamiento.
No obstante, son realistas y concluyen: "Aunque la debilidad económica en marcha y las limitadas opciones de la política monetaria probablemente refuercen la tendencia de modesta distensión fiscal, no prevemos cambios decisivos en este sentido".
Para su estratega en España, José Luis Martínez Campuzano, quizá haya llegado el momento de hablar de viejos tabúes: la deuda, "imprescindible para el crecimiento", pero que lo limita si es excesiva y "puede convertirse en un factor deflacionista".
Explica este experto que "siete años tras el inicio de la crisis el nivel general de deuda no sólo no se ha reducido como ha aumentado más. La política monetaria, cada vez más expansiva, se ha considerado como la culpable de que los ajustes de deuda no se hayan materializado. Especialmente en el sector público. Pero, no ha sido un obstáculo para el ajuste de la deuda empresarial, de las familias y de la banca (…) más tarde o más temprano se debería hablar de cómo ajustarla de forma ordenada. Pero esto no es fácil. Y hoy por hoy tampoco espero que a nivel internacional, como sería el foro del G20, sea prioritario hablar del tema. Pero, se hablará".
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