Activos reales como fórmula para diversificar carteras

El inmobiliario es la estrella de este tipo de inversiones. La notable mejora experimentada por el sector, con un aumento de la demanda y, aunque lenta, también de los precios, ha hecho que los ahorradores vuelvan a plantearse la fórmula adecuada para adentrarse de nuevo en el ladrillo español.

Opciones hay muchas: empresas cotizadas, fondos inmobiliarios, Socimis, o private equity. Sin embargo, los expertos siguen viendo la compra de inmuebles como la mejor alternativa en el entorno actual.

En su último informe semestral sobre el sector, los analistas de Bankinter consideran que los activos más líquidos para los minoristas, como las inmobiliarias cotizadas, "no presentan potenciales de revalorización en el corto plazo que compensen los riesgos que presentan". Entre ellos, apuntan al proceso de desapalancamiento y el escaso crecimiento de los ingresos.

Respecto a las Socimis, los inversores pueden encontrar en ellas vehículos con ventajas fiscales, además de un menor endeudamiento con una cartera de activos centrada en el sector terciario. Sin embargo, los expertos apuntan a que la mayoría de ellas tiene una dimensión limitada, "que no proporciona la masa crítica necesaria para generar mayor rentabilidad".

La clave, según Bankinter, es que cualquier compañía que entre en la órbita de inversión de los ahorradores cuente con cuatro requisitos básicos: un modelo de negocio centrado en actividad patrimonial frente a la promoción, una cartera de activos con reducido peso de residencial y hotelero, unos ratios de apalancamiento sostenibles y buenos niveles de capitalización y negociación frente a sus comparables.

Apuesta por valores tangibles

Como los expertos consideran que actualmente que no existen compañías que cumplan estas condiciones y coticen a múltiplos atractivos, reiteran la idea de que "la inversión directa en activos inmobiliarios situados en ubicaciones centrales y premium de las grandes ciudades y centros turísticos con mayor demanda continúa siendo una alternativa adecuada". Eso sí. Siempre que el horizonte de inversión no sea inferior a 3 o 5 años.

Un horizonte temporal menor para esta clase de activo maneja Carlos Moreno, director general de Negocio de Andbank, que el pasado año realizó una primera incursión en este segmento ofreciendo a sus clientes de banca privada un producto financiero con subyacente inmobiliario. "La idea era comprar barato y vender a un precio razonable, en un periodo de tiempo corto, dos o tres años", explica, recordando que en un solo año pudieron empezar a devolver dinero a sus clientes. "Con este producto conseguimos levantar 15 millones de euros", explica.

A su juicio, no se trata de ofrecer al cliente un activo en concreto, sino de una filosofía de inversión. "Este año vamos a trabajar en un activo cuyo subyacente serán las fotovoltaicas", anuncia Moreno. Según los análisis de la firma, los parques fotovoltaicos están a un precio razonable, y estiman para ellos rentabilidades de entre el 10% y el 12% en un periodo de unos 5 años.

Andbank también está trabajando en un proyecto para ayudar a las pequeñas empresas a financiarse. "Los inversores que financian a estas empresas son clientes nuestros de banca privada", explica, a los que le ofrecen la posibilidad de invertir en otro activo tangible: "una empresa con un modelo de negocio en el que el dueño les puede explicar en qué están invirtiendo".

La acogida de este tipo de inversiones está siendo muy positiva entre los clientes. Como apunta Moreno: "es otra forma de invertir que nos diversifica el riesgo, ofrece rentabilidad no correlacionada con otros productos y nos ayuda a completar una cartera", en un momento en el que conseguir rendimientos a bajo riesgo es más que complicado para los gestores.
 

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