Tras las subidas de marzo, podría decirse que el mercado simplemente estaba saturado y debía producirse un repunte, "pero los factores macroeconómicos clave subyacentes a este último eran las medidas de los bancos centrales y unos datos económicos más sólidos, que han reducido los riesgos extremos a los que se enfrenta la economía mundial", indica el experto. Sin embargo, para que esa mejora sea sostenible, "es necesario que se registre un mayor crecimiento del PIB real y de los beneficios empresariales".
Y en este punto Wade no se muestra muy optimista. "Nuestros indicadores apuntan a un crecimiento constante, pero no espectacular, coherente con el patrón de los últimos años, en los que la economía mundial a duras penas ha logrado que el crecimiento aumente por encima del 2,5%", indica.
Con los bancos centrales como protagonistas del mercado, el experto explica cómo algunas hipótesis esgrimen la posibilidad de un crecimiento superior al esperado: "una defiende que los efectos de la caída del precio del petróleo seguirían materializándose y apuntalando el consumo. No debemos olvidar que los plazos son largos y los consumidores tardan en identificar cuándo un cambio es permanente y no temporal". Desde la firma se han percatado de que la tasa de ahorro en EEUU, sigue siendo elevada y, "si bien podría ser una característica permanente del mundo heredado de la crisis, el aumento del poder adquisitivo sugiere que el consumo podría beneficiarse de un menor nivel de ahorro durante 2016".
La segunda hipótesis que manejan desde la firma es el aumento de la productividad. "En este momento, esta opción parece improbable, dada la debilidad de las inversiones en inmovilizado y, como consecuencia de ello, tal y como defendimos anteriormente, podríamos vernos obligados a esperar hasta que los gobiernos asuman que la política monetaria ha llegado a sus límites y que deben aplicarse otras medidas de estímulo", aseguran.
Respecto al repunte de los mercados emergentes, desde Schroders explican que se han dado dos condiciones que han propiciado esta reacción: la mejora en la predisposición al riesgo y unas valoraciones que su conjunto parecen atractivas. Aún así, y pese a que los inversores llevan tiempo esperando su oportunidad, los expertos advierten que "los fundamentales que respaldan esta clase de activo parecen ser débiles", especialmente en lo que a datos de exportaciones se refiere.
"Si se está preguntando si es conveniente invertir en los mercados emergentes en este momento, la respuesta es: sólo si es optimista acerca de la dirección que tomará la predisposición al riesgo", aseguran desde Schroders.
Entonces,¿cuándo será el mejor momento para entrar en emergentes? A juicio de la entidad, esa recuperación de las exportaciones de los mercados emergentes sería el único impulso determinante. "No obstante, una recuperación de gran calado a largo plazo no nos parece probable en vista del cambio estructural del comercio". Según indican, si los precios de las materias primas subieran antes de entonces, asistiríamos a un rápido repunte en la rentabilidad de los mercados emergentes. "De nuevo, dadas nuestras perspectivas sobre China, creemos que este panorama es bastante improbable. El momento para invertir llegará pronto, pero de momento lo descartamos", insisten.
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