Ajuste de cuentas en Brasil

Barbosa, un economista próximo (aunque no afiliado) al Partido de los Trabajadores (PT), fue nombrado ministro por la presidente Dilma Rousseff en diciembre último. Tiene la misión de rescatar del hundimiento a la economía brasileña, que enfrenta una perspectiva de al menos dos años de recesión.

El ministro, que asumió la cartera tras la salida del pro-mercados Joaquim Levy, inició su gestión indicando que la recuperación económica debe darse de manera simultánea con un ajuste fiscal.

Fuentes del mercado le consideran de perfil "desarrollista". Su antecesor, partidario de ajustes más drásticos, proponía como meta para su primer año de gestión un superávit de 0,7% del PIB.

Nuevo perfil económico

Cuando asumió, Barbosa redujo esa meta de superávit primario para este año argumentando que tenía como objetivo "estabilizar los niveles de inversión en Brasil".

"En este momento por el que atraviesa nuestra economía, tenemos el desafío de estabilizar el nivel de actividad económica. Para ello es crucial estabilizar la inversión", dijo.

En ese sentido, el ministro propone aumentar las inversiones en infraestructura como un modo de lograr la reactivación que le fue encomendada.

Como titular del Programa de Inversión en Logística, Barbosa tenía, antes de ser ministro, un presupuesto de 53.500 millones de dólares para concesiones de aeropuertos, carreteras, ferrocarriles y puertos.

Cambio en la meta fiscal

En el proyecto de Presupuesto que va al Congreso, el ministro ha propuesto un cambio en la meta fiscal para obtener, justamente, recursos para inversiones.

Barbosa viene ocupando, desde 2003, diversos puestos en los mandatos de Lula da Silva y Dilma Rousseff. Fue ministro de Planificación, tuvo funciones en el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) y fue secretario ejecutivo de Hacienda.

Convertirse en ministro de esa cartera significa un triunfo sobre Joaquim Levy, un economista con quien tenía serias diferencias en materia fiscal. Su antecesor era más radical en los cortes, mientras que Barbosa más proclive al gasto público.

El punto máximo de disenso entre ambos fue el primer proyecto de Presupuesto de 2016 enviado el año pasado, que incluía un cálculo de gastos superiores a los ingresos. Es decir, un presupuesto deficitario.

Descenso sin pausa

Ahora, ya como ministro, Barbosa vuelve con su argumentación en favor de las inversiones oficiales como una forma de recuperar la economía. "El país está en recesión. Tenemos que ayudar al país a recuperar empleos e ingresos y ello pasa por mantener algunos gastos del Gobierno", dijo durante la entrevista en que explicó los proyectos que enviaría al Congreso.

Brasil viene cayendo sin freno después de años de expansión. En esta nueva trayectoria descendente, las agencias de riesgo Standard and Poor’s (S&P), Fitch y Moody’s le han quitado al país la nota de buen pagador y, en términos políticos, ello ha dado lugar a la posibilidad de una interrupción del mandato de Rousseff. 

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