Los nuevos fármacos adelgazantes derivados de los tratamientos contra la diabetes tipo 2 podrían cambiar la forma en que lidiamos con la obesidad, pero los sistemas sanitarios todavía no están preparados para ofrecerlos a los cientos de millones de pacientes potenciales. De ello, hablamos con Alex Gold, gestor del Fidelity Funds Sustainable Global Health Care Fund.
¿Cómo trabajan los fármacos adelgazantes?
Imitando la forma que tiene nuestro cuerpo de reaccionar ante la comida. Básicamente, ralentizan el vaciado del intestino y le dicen al cerebro que estás lleno.
¿Y funcionan?
Los ensayos clínicos con pacientes obesos han observado un efecto considerable. La primera aprobación la obtuvo un producto de Novo Nordisk, y su éxito en EE.UU. ha sido tal que vende hasta la última inyección que puede fabricar.
Impresionante.
La aceptación masiva de estos productos se ha debido al atractivo de contar con un medicamento seguro y eficaz. Antes, los primeros esfuerzos podían conseguir pérdidas de peso, pero provocaban efectos secundarios intolerables. Ahora apreciamos cómo están funcionando a medio-largo plazo y el volumen de pérdida de peso ha aumentado considerablemente.
Aunque hemos visto los titulares sobre Ozempic, en realidad hacen referencia al tratamiento contra la obesidad tipo 2 y el fármaco para adelgazar se comercializa con otra marca.
Así es. El producto biológico es exactamente el mismo, pero fue desarrollado originalmente para la diabetes tipo 2.
¿Cuál podría ser el tamaño de este mercado a largo plazo?
Desde luego es ingente. Hablamos de entre 600 y 750 millones de pacientes en todo el mundo. Sólo en EE.UU., que es el mercado farmacéutico clave, son 140 millones de pacientes. En el Reino Unido, por ejemplo, alrededor de un tercio de la población es obesa, pero en EE.UU. esta cifra llega al 42%. Además, la obesidad puede llevar aparejadas enfermedades graves como la diabetes tipo 2 o las dolencias cardiovasculares, y afecta a nuestra capacidad para tratar el cáncer y a la calidad de vida de un paciente.
¿Hemos mejorado en cómo abordamos la obesidad?
No y, de hecho, el problema está agravándose. Los niños y los adolescentes sufren cada vez más obesidad y obesidad grave, y necesitan con mayor frecuencia intervenciones farmacéuticas para controlarlo.
Esas cifras de pacientes son bastante impresionantes.
Sí, lo son, y se plantean retos en todos los frentes. Las dos principales farmacéuticas (Novo Nordisk y Eli Lilly) han invertido alrededor de 5.000 millones de dólares entre las dos para ampliar la capacidad de fabricación y poder atender la demanda, pero llegar hasta los pacientes plantea dificultades. En el Reino Unido tan solo un 1% de los pacientes aptos puede acceder a estos productos.
En EE.UU. muchos pacientes pueden acceder a ellos a través de su seguro médico y han tenido éxito en el mercado de seguros privados, pero actualmente haría falta un cambio en la legislación estadounidense para ampliarlo a los programas públicos, como Medicare.
A la vista del coste de estos nuevos tratamientos, que puede oscilar entre 7.000 y 10.000 dólares anuales, las cifras se disparan rápidamente.
¿Pero merecen la pena por los presumibles ahorros que se consiguen en relación con la comorbilidad (los efectos secundarios de la obesidad)?
Los costes directos de la obesidad se cifraron recientemente en 250.000 millones de dólares en EE.UU. y un informe que analizó la relación coste-beneficio de estos fármacos sugería que podrían venderse con un descuento del 45% frente a los precios actuales y seguir siendo eficaces para el sistema. Si echamos un vistazo a las estimaciones de consenso tan solo de los dos principales productos, ya estamos apuntando a unos 50.000 millones de dólares de ventas para tratar la obesidad y 100.000 millones de dólares para la categoría en su conjunto en todo el mundo cuando se incluye la diabetes tipo 2.
Estos medicamentos parecen encarnar esa transición por la que la obesidad deja de considerarse un problema de hábitos y se convierte en algo más relacionado con la salud y que puede tratarse con medicamentos.
Históricamente se ha tratado principalmente con dieta y ejercicio, pero la fisiopatología de la obesidad ha demostrado que con eso no basta para controlar la enfermedad en muchos pacientes. La obesidad es una dolencia increíblemente compleja, una enfermedad metabólica en la que participa el cerebro, el nivel de grasa corporal y la interacción de las hormonas con el cuerpo debido a esas dos cosas.
Entonces, ¿ahí es donde entran en juego estos nuevos fármacos?
En el momento actual Wegovy, de Novo Nordisk, ya se encuentra disponible en el mercado estadounidense y está expandiéndose por todo el mundo. La aceptación en EE.UU. ha sido increíble y está asociada a una enorme demanda de los pacientes, alimentada por los médicos de atención primaria y por especialistas como los endocrinólogos, pero también hemos visto una importante movilización de los pacientes a través de las redes sociales y del uso por parte de los famosos, lo que ha contribuido decisivamente a su conocimiento y a acabar con los estigmas en torno a estos productos.
Ahora estamos atentos a cómo va a desarrollarse el sector, ya sea mediante la combinación de estrategias, nuevas dianas (que también podrían dar lugar a mayores pérdidas de peso), tratamientos más largos y quizá administraciones por vía oral.
2023-08-23 06:14:09