La agencia de calificación Standard & Poor’s ha declarado en suspensión de pagos selectiva la deuda de Argentina, desde la posición CCC- en que se encontraba, tras el impago a algunos de sus bonistas.
De este modo, S&P se anticipa al cierre del plazo de las negociaciones del Gobierno argentino con los acreedores estadounidenses, cuyos bonos se consideran impagados a pesar de que apenas constituyen el 1% del total, debido a una cláusula que obliga al país al pago simultáneo a todos los bonistas o, en su defecto, a dar prioridad a los acreedores litigantes.
No obstante, el ministro de Economía argentino, Axel Kicillof, ha asegurado que el país no está en suspensión de pagos porque ya ha pagado a los bonistas a los que se refiere S&P en su impago selectivo. Dicho dinero (402 millones de euros) se encuentra retenido en el Bank of New York Mellon a petición del magistrado que instruye el caso entre Argentina y los fondos especulativos.
A pesar de todo, el ministro ha insistido en que una suspensión de pagos selectiva no tiene por qué afectar a la economía nacional, ya que esos mismos títulos de deuda se pagarían en 2015. En este sentido, hace unos días los bancos argentinos se ofrecieron a comprar la deuda de los fondos especulativos, y llegaron a reunirse ellos para tratar de garantizar la deuda y evitar la quiebra del país trece años después de su suspensión de pagos.
Sin embargo, tal solución aún no se ha producido, por lo que desde Standard & Poor’s han decidido rebajar la calificación de la deuda del país, al menos hasta comprobar si consigue cumplir con el pago de los bonos reestructurados. "Sólo entonces, -expresaba en el comunicado- podríamos revisar nuestra calificación en función del riesgo residual de litigios a los que el país se enfrente, de su acceso a los mercados de deuda internacionales y de su perfil de riesgo general".
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