Las cifras de los casos de corrupción de la Púnica o la Gürtel se quedan muy cortas al lado del último escándalo de corrupción en Hungría que puede superar los 1.000 millones de euros. El Tribunal Constitucional ha denunciado que Gyorgy Matolcsy, el gobernador del Banco Central húngaro, desvió alrededor de 1.000 millones de euros de la institución a empresas de su entorno familiar. El dirigente creó una decena de fundaciones asociadas a la educación financiera y otras actividades para presuntamente negocios privados.
Las autoridades húngaras han detectado préstamos por 90 millones de euros a NHB Novekedesi Hitel Bank, de nueva creación y propiedad de Tamas Szemerey, primo hermano del gobernador. Los fondos salieron de la fundación Pada, que se creó después de 2013 cuando fue nombrado máximo responsable del banco central.
Pero no es la única fundación que depende del Banco Nacional y que han nacido bajo el mandato de Matolcsy: Padoc, Pads, Padi, Padma y Pageo, son otras de las entidades en las que el alto tribunal encargado de vigilar las cuentas de las institución ha detectado desvío de dinero a empresas familiares de variopinta actividad, como la fábrica de muebles del hijo del gobernador.
El nombramiento de Matolcsy como gobernador del banco por el polémico primer ministro nacionalista Viktor Orbán ya estuvo bajo sospecha en 2013. Matolcsy fue ministro de Economía de Orban y uno de los principales abanderados del intento de privatizar buena parte de los bancos magiares. Desde la oposición y el resto de Europa se cuestionaba la futura independencia de la institución. Pero nadie sospechaba que podía terminar como el mayor caso de corrupción de Europa de las últimas décadas.
Orbán, que tiene una imagen dañada fuera del país por su rechazo frontal con la política migratoria de la Unión Europea hacia los refugiados, también está salpicado por el escándalo. El polémico mandatario ha defendido al que fuera su ministro de Economía hasta el punto de que ha bloqueado una posible investigación de la Fiscalía.
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