Más allá de las turbulencias que recorren el mercado, la huída del riesgo y el rojo del que se han teñido los índices ante el miedo a un "aterrizaje forzoso" del gigante asiático, la pérdida de confianza en el crecimiento económico y la inestabilidad generada por el hundimiento de las materias primas, con el petróleo a la cabeza, gestores y analistas mantienen su preferencia por la renta variable. Y, concretamente, por la japonesa y la europea.
Reiteran una y otra vez que, frente al largo camino avanzado ya por Wall Street y el endurecimiento de la política monetaria de la Reserva Federal (Fed), el "modo acomodaticio" del Banco Central Europeo (BCE) y del Banco de Japón (BoJ por sus siglas en inglés), así como el retraso en el ciclo de ambas regiones, apoyan la inversión en sus mercados que cuentan con un mayor potencial.
Sin embargo, ninguno de ellos se ha librado del sell-off y la entrada en "terreno bajista" del Nikkei da buena cuenta de ello. Hasta ahora, la autoridad monetaria nipona ha optado por "esperar y ver", pero se especula ya con que en su reunión de la semana que viene (28 y 29 de enero) rebajará su objetivo de inflación, y retrasará el timing para alcanzar el objetivo a medio plazo del 2%.
En este contexto, desde JP Morgan Securities afirman que la posibilidad de una flexibilización adicional por parte del BoJ va en aumento. No será quizá en su próximo encuentro, quizá aguarde un poco más, "pero probablemente no tendrá más remedio que actuar en algún momento a mediados de año", concluyen. También apuesta por su entrada en escena Capital Economics, cuyos analistas llaman la atención sobre la fortaleza reciente del yen, que se ha "beneficiado", como "refugio seguro", de la reciente volatilidad.
Una de las principales consecuencias de esta apreciación, detallan, ha sido el mal comportamiento de la Bolsa japonesa. En su opinión, el repunte de la divisa no durará, pues "la economía china muestra signos de mejora y el BoJ, finalmente, intensificará el ritmo de sus estímulos". Así, mantienen su previsión de que el Nikkei cierre 2016 en los 23.000 puntos, frente al nivel actual de 16.416.
Por su parte, Julian Wellesley, analista de oportunidades en renta variable global de Loomis Sayles (gestora asociada a Natixis AM), identifica cinco razones más para no perder de vista a Japón. En primer lugar, la constante mejora del gobierno corporativo de sus empresas ("el ratio de dividendos ha aumentado (…) y las compañías parecen genuinamente centradas en el incremento de la rentabilidad sobre recursos propios). Mientras, añade, muchos altos ejecutivos de los grandes bancos del país son optimistas (crecimiento del capex, fuerte calidad de los préstamos…) y los directivos de firmas inmobiliarias también es positivo.
Asimismo, Japón tiene un fuerte atractivo turístico para sus "vecinos". El aumento del poder adquisitivo chino ha impulsado la economía nipona con la llegada de sus ciudadanos al "país del sol naciente", que también ha comenzado a atraer a viajeros de Corea del Sur y otras regiones.
Y, finalmente, el compromiso de su primer ministro, Shinzo Abe, con la recuperación económica. "Está decidido a tomar medidas ahora. Un ejemplo es su foco en el fomento de una mayor participación femenina en la fuerza laboral", destaca este experto.
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