China: cuatro claves tras la burbuja de 2015

En primer lugar, el gráfico histórico del Shanghai Composite Index nos muestra dos grandes burbujas pero con largos periodos de estabilidad. Es más, el nuevo suelo acaba consolidándose normalmente en niveles más altos que antes. Hasta 2007, las bolsas chinas siempre habían oscilado entre los 1.000 y 2.000 puntos. Después llegaría la primera gran burbuja, originada por un paquete de reformas consistente en sacar al mercado todas las acciones que no cotizaban hasta ese momento.

Shanghai perforó máximos de 6.000 puntos, para desplomarse y estabilizarse durante los cinco años posteriores entre 3.500 y 2.000. Lo que entre los años 2000 y 2007 fue un techo, luego acabó actuando como suelo dentro del primer periodo post-burbuja 2008-2015.

El verano pasado, una llegada masiva de liquidez disparó nuevamente las Bolsas hasta los 5.000 puntos. Las causas de esta última burbuja, como la primera, nada tuvieron que ver con fundamentos de mercado. En este caso reciente, lo que hubo fue otra afluencia incontrolada de fondos, hacia las bolsas, esta vez desde el shadow banking. Ahora todo hace indicar que el nuevo rango deberá situarse entre 3.800 y 3.000. No esperen, por tanto, otra burbuja a corto plazo ni salidas de estos niveles en los próximos meses (e incluso años).

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Una segunda clave importante tiene que ver con la consolidación del mercado en ese rango de entre 3.800 y 3.000 puntos. El fondo chino de pensiones, nada más y nada menos, va a entrar en Bolsa durante la segunda mitad del año. Son 300.000 millones de dólares que impulsarán a las bolsas hasta esos 3.800 puntos. Lo hará, en primer lugar, por la cantidad de dinero invertida. Y, en segundo lugar, la aversión al riesgo del fondo de pensiones provocará un efecto llamada sobre aquellos valores donde finalmente decida invertir.

Una fuente de una firma de inversión lo explicaba de esta forma tan expresiva: "Que el fondo de pensiones compre acciones es como si estuviera haciéndolo Warren Buffet ¡Una apuesta segura!". Ahora mismo, sólo un loco apostaría a la baja en Shanghai para lo que queda de 2016.

Una tercera clave, tiene que ver con la deuda corporativa. La deuda corporativa está incrementándose en muchos países asiáticos y también China. Lo hace, básicamente, por el exceso de fondos llegados hasta Asia-Pacífico tras la crisis del año 2008.

Estos fondos han generado exceso de capacidad en muchas industrias, y su ausencia ahora puede provocar iliquidez, aunque países como China tienen reservas suficientes para hacer frente a cualquier contratiempo. Dicho con otras palabras, el banco central tiene munición suficiente como para recapitalizar a los bancos estatales quienes, por otra parte, monopolizan la concesión de créditos.

El mercado chino de bonos, conviene recordarlo, solamente representa un 4% del sistema financiero. Pero es cierto que una deuda corporativa equivalente al 150% del PIB, sobre un sector bancario bajo presión, está notándose en las bolsas con caídas importantes este año para entiades como Bank of China (-20%). No hay riesgo sistémico porque China, ahora, tiene reservas suficientes. Pero es evidente, también, que el sector bancario no está en estos momentos entre mis opciones favoritas de inversión.

La cuarta clave importante son las burbujas localizadas que se siguen produciendo en sectores y empresas. China está demandando servicios inalcanzables hace dos décadas, relacionados con la educación y el estado del bienestar. Un profesor de educación on line, por ejemplo, puede ganar hasta 100 euros la hora (lo cual confirma que la demanda, y los beneficios, son elevados). Pero es necesario tener mucho cuidado en bolsa porque todo allí evoluciona demasiado deprisa y se puede perder mucho dinero. Fijémonos en Zhongwen Zaixian (SZ300364), una empresa de educación on-line, ha reducido cuatro veces su valor solamente durante 2016.

Esta empresa salió a Bolsa hace ahora veinte meses, valorada en ocho yuanes por acción, aunque hoy vale casi siete veces más (54). Claro que, solamente en 2016, sus acciones han perdido un nada desdeñable 300%. Su evolución en estos meses ha sido de 8 a 216 yuanes. Y luego una corrección fuerte hasta los actuales 54. La empresa ha incrementado sus ingresos en este primer semestre un 75%.

Los servicios educativos están demandándose de manera masiva al hilo del cambio de modelo. Pero cuidado con estas modas nuevas porque, al igual que las "punto com", pueden hacernos perder mucho dinero en bolsa.

Resumiendo, no esperen movimientos bruscos en las Bolsas como los del año pasado. No los esperen, quizás, en los próximos meses o incluso años. Es más, este segundo semestre parece una buena época para obtener plusvalías puesto que estamos partiendo del suelo de los 3.000 puntos.

Hay problemas, claro, como la creciente deuda corporativa pero sin riesgo sistémico. Aquí, lo natural será evitar los títulos bancarios que son quienes están empezando a acumular préstamos de dudoso cobro. Pero nada más. Los efectos perniciosos del exceso de capacidad, en Bolsa, no afectará más que a bancos y empresas concretas como las acereras. Otras muchas están haciendo las cosas bien.

Por cierto, la primera inmobiliaria china, Vanke, está atravesando por serias dificultades en Bolsa. Tenemos una guerra abierta, dentro del accionariado, donde Baoneng quiere arrebatar la mayoría al actual presidente, Wang Shi. Parece más bien una guerra de egos, porque la inmobiliaria continua operando normalmente, aunque tras meses suspendida sus títulos se han dejado, desde máximos, un 40%.

¿Y cuándo llegará una nueva ruptura a las Bolsas? Habrá tiempo de analizarlo. Pero sigo pensando que la reforma económica y financiera acabará marcando otro punto de inflexión importante en 2020.

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