China: La desaceleración que otros anhelan

Cada vez que en China se publican nuevos datos económicos, los ojos de medio mundo se posan sobre el gigante asiático. Más que curiosidad, es necesidad. La tendencia de la economía de China está influyendo cada vez más a la tendencia de la economía global. Los últimos datos confirman la progresiva desaceleración de su economía al crecer un 7,3 por ciento interanual entre julio y septiembre. Un crecimiento insuficiente para los cálculos de equilibrio de la economía del gigante asiático que, sin embargo, se presenta como un reto inalcanzable hoy en día para la mayoría de las economías del planeta.

Precisamente, uno de sus puntos fuertes siguen siendo las exportaciones, donde lidera ampliamente el mercado internacional pese a que sus políticas hace meses que están orientadas al consumo interno. "La economía china está en un período de transición", explica a DIRIGENTES Victoria Lai, experta de la Unidad de Inteligencia Económica (EIU), con sede en Pekín. "Ahora el gobierno está impulsando el consumo interno y por eso las tasas de crecimiento de su economía son más suaves. Se prevé que el PIB siga desacelerándose gradualmente durante los próximos cinco años, hasta llegar al 5,6 por ciento en 2019", afirma Lai.

Desde que llegó al poder en marzo de 2013, el presidente Xi Jinping ha centrado sus esfuerzos en dotar de mayor poder adquisitivo a la población para, de esta manera, incrementar el consumo interno y compensar la caída de las ventas al exterior. En los últimos doce meses, los costes laborales han aumentado, así como el salario de los trabajadores, algo que va en contra del modelo anterior basado en una altísima productividad a bajo coste. De hecho, grandes empresas como Apple han llevado parte de su producción a Norteamérica y otras grandes firmas del sector textil se han mudado a otros países como la India.

Ante este panorama, el gobierno chino se ve obligado a elegir entre continuar con sus reformas o avivar su crecimiento económico, que se sitúa varias décimas por debajo de lo previsto para este año (7,5%). Para la mayoría de los expertos, China sigue y seguirá siendo, por un considerable periodo de tiempo, la fábrica del planeta. "China exporta muy pocos bienes de alta tecnología y de software, por eso sus relaciones comerciales son casi siempre con países desarrollados, donde la mano de obra es más cara", afirma Hu Xiangdou, profesor de economía de la Universidad de Pekín.

China no quiere perder la confianza de sus clientes extranjeros, lo que explica declaraciones como las del viceprimer ministro Zhang Gaoli, que postula a su país como el eje del crecimiento ante los riesgos de la economía mundial. "Tenemos plena confianza en el crecimiento continuado y sostenido de la economía china", subrayó en rueda de prensa para añadir que pese a que "la recuperación economía mundial sigue siendo difícil, cuanto más se desarrolle China, más oportunidades ofrecerá a la región Asia-Pacífico y al mundo". Un mensaje de tranquilidad para no perder mercado internacional mientras sigue impulsando el consumo interno del país. 

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