El año pasado se caracterizó por ser un ejercicio con bastante intensidad en relación a la deuda de los mercados emergentes, como respuesta a que los riesgos macroeconómicos globales (también los conflictos geopolíticos generales y comerciales), el deterioro del crecimiento de los mercados emergentes y problemas específicos (Argentina, Turquía) reajustaron las valoraciones relativamente elevadas a principios de año. En este sentido, Claudia Calich, responsable de mercados emergentes del equipo de renta fija minorista de M&G y la gestora del fondo M&G (Lux) Emerging Markets Bond, analiza cinco cuestiones clave que pueden determinar el devenir de estas regiones.
1. China y Estados Unidos. En primer lugar, la experta explica que el persistente conflicto comercial ha sido «determinante para los precios de los activos globales», ya que la tensión ha afectado tanto al comercio global «como a los beneficios corporativos (incluida Apple)». Si las negociaciones comerciales actuales no llegan a buen puerto, cabe esperar un mayor deterioro del crecimiento global, lo que, a juicio de Calich, «podría afectar a los mercados emergentes». Así, a pesar de los titulares negativos, los inversores no deberían descartar algún posible impulso positivo: «la relación entre EE. UU. y China podría estabilizarse este año, con un efecto positivo en los precios de los activos, incluida la deuda de los mercados emergentes», según confirma.
2. La Reserva Federal estadounidense suaviza su postura, aunque la duda es si aumentará aumentará las emisiones. Los mercados descontaron muy pronto subidas adicionales de los tipos para este año, pero el desplome de los precios del petróleo, la moderación del tono de la Fed y la debilidad de los datos les han llevado a pronosticar ahora «el fin del ciclo de endurecimiento monetario». Sin embargo, salvo que se produzca una fuerte desaceleración en Estados Unidos, los treasuries parecen «descontar una prima de riesgo baja, especialmente porque la oferta sigue siendo sólida, lo que es normalmente un factor negativo para los precios de los bonos».
3. Elecciones y riesgos específicos: volatilidad y oportunidad. El calendario de 2019 viene cargado de elecciones generales en los mercados emergentes, que podrían provocar cierta volatilidad y algunas oportunidades, explica la experta de M&G. Por lo que respecta a las reacciones del mercado, las elecciones argentinas de octubre podrían ser las más binarias. Asimismo, otros procesos electorales, como los de Ucrania (marzo), Indonesia (abril), India (abril/mayo) y Sudáfrica (mayo) también podrían traer consigo «volatilidad». Los demás países ya han celebrado sus elecciones principales, por lo que la atención ha pasado a centrase en el cumplimiento (o no) de las promesas realizadas.
4. Materias primas. Al margen de la impresión general de que existe un estrecho vínculo entre el petróleo y los mercados emergentes, la sensibilidad de los países en desarrollo a los precios del petróleo «es muy desigual», apunta Calich. Si el petróleo sube, Turquía, India y otros países importadores sufrirán un deterioro de su cuenta corriente, mientras que Oriente Medio y otros exportadores de crudo de los mercados emergentes (p. ej., Rusia o Nigeria) «se beneficiarán». Por consiguiente, la volatilidad del precio del petróleo genera probablemente diferentes «rentabilidades de los activos». Sin ir más lejos, la desaceleración del mercado inmobiliario chino ha perjudicado a los precios del acero y del mineral de hierro a escala mundial.
5. Fundamentales corporativos. La duda versa sobre si los fundamentales traen consigo aliento inversor. Las bajas tasas de impago corporativas y las mejoras de solvencia crediticia de los emisores corporativos fueron el rayo de esperanza de los mercados emergentes el año pasado, sostiene Calich. La mayor fortaleza de los beneficios y la disciplina de gasto en bienes de equipo generaron una reducción de deuda neta durante el año. De cara a 2019, la experta piensa que los fundamentales corporativos «empezarán a estabilizarse», a la vez que las tasas de impago del high yield de los mercados emergentes «repunten ligeramente entre el 2% y el 3% (desde el porcentaje inferior al 2% de 2018)».
Por tanto, aunque es poco probable que los riesgos macroeconómicos globales remitan en 2019, la rentabilidad (TIR) que ofrece la deuda de los mercados emergentes (aproximadamente un 7% en la deuda pública denominada en dólares) es la mayor desde la crisis financiera global de 2007-2008, lo que aumenta las perspectivas de mejora de las rentabilidades con respecto al pasado ejercicio.
2019-01-22 12:12:05