Cinco claves para entender el nuevo escenario en EEUU

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Matt Miller, asesor político y de comunicación en Capital Group.
1. Infraestructuras: mucho más que un muro El presidente electo ha hablado sobre un plan de infraestructuras que podría ascender a los 500.000 millones de dólares, ya que durante la campaña se comprometió de manera informal a «duplicar» el gasto anunciado por su oponente. A pesar del escepticismo de muchos, este plan podría incluir algún tipo de muro fronterizo destinado a contener el flujo de inmigrantes por toda la frontera sur de Estados Unidos, algo que ha constituido uno de los ejes centrales de su campaña. En teoría, Estados Unidos podría incluso otorgar garantías crediticias a México para que el país pudiera obtener préstamos con un tipo de interés muy bajo y contribuyera a la construcción del muro, cumpliéndose así la promesa de Trump de que México «pagaría» el muro. Un proyecto de tal envergadura podría llegar a ser percibido como un programa de creación de empleo al más puro estilo keynesiano en ambos lados de la frontera. Por otro lado, el mismo fervor que ha llevado a Donald Trump a poner su nombre a los rascacielos de Nueva York podría inspirar un programa de infraestructuras que dejara su impronta en la construcción o reparación de carreteras, puentes, túneles, puertos, aeropuertos, redes de alcantarillado, redes eléctricas, etc. Si repartiera en un plazo de cinco años un programa de infraestructuras del volumen que ha mencionado en campaña, podría aumentar el producto interior bruto un 0,5% anual durante el periodo. 2. Impuestos: reducción de los tipos para empresas y trabajadores Trump podría financiar parcialmente estos proyectos de infraestructuras mediante la revisión del impuesto de sociedades. Dicha revisión incluiría una disposición para repatriar los casi dos billones de dólares de beneficios empresariales estadounidenses que están en el extranjero, de una sola vez y a un tipo aproximado del 10%. Esta medida podría incentivar a las empresas a traer efectivo de vuelta al país. La mayoría de los demócratas y de los republicanos coinciden en que es necesario reformar el impuesto de sociedades, lo que convierte a la reforma fiscal en un candidato firme para favorecer un acuerdo entre partidos. Además, podría ofrecer a Trump una buena oportunidad para demostrar sus dotes de negociación. Durante su campaña, Donald Trump se comprometió a reducir el tipo marginal superior del impuesto de sociedades del 35% al 15%, lo que lograría además reducir las operaciones de fusión de empresas estadounidenses con empresas situadas en un país con menores impuestos. Esta práctica se ha extendido durante los últimos años, y se ha convertido en una cuestión preocupante para los responsables políticos. Trump también se ha comprometido a reducir drásticamente el impuesto sobre la renta de las personas físicas. Si Trump consigue salirse con la suya en el proceso de conciliación del presupuesto, el proyecto resultante (que incluiría un importante aumento del gasto en defensa) provocaría un aumento de los déficits presupuestarios a corto plazo. Lo más probable es que algunos reformistas republicanos más tradicionales, como Paul Ryan, soliciten garantías de que Trump volverá a adoptar una perspectiva más a largo plazo dentro de unos años. 3. Comercio: podrían producirse cambios importantes Un presidente cuenta con más poder unilateral para realizar cambios en los acuerdos comerciales de lo que normalmente se piensa, lo que significa que el presidente electo podría endurecer los acuerdos ya firmados, o incluso amenazar con la retirada de Estados Unidos de dichos acuerdos como táctica de negociación para introducir cambios en aquellas áreas que considere importantes. Aunque la clase política de Washington teme que Trump lleve a Estados Unidos a una guerra comercial destructiva que pudiera llevar a una recesión económica, no se trata de algo que pueda asegurarse a ciencia cierta. Lo que parece más probable es que Trump considere que puede atender mejor a sus intereses y a los de su país adoptando ciertas medidas comerciales que resultan ciertamente inusuales. En concreto, se ha comprometido a revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, firmado por el marido de su rival, el presidente Bill Clinton, en el año 1993. También desea acabar con la Alianza Transpacífica, lo que perjudicaría al prestigio de Estados Unidos en la región. Por último, Trump ha reclamado un endurecimiento de la normativa comercial con China que, en su opinión, lleva años aprovechándose de los negociadores comerciales estadounidenses. También podría tomar medidas contra las empresas estadounidenses que trasladan al extranjero puestos de trabajo, fábricas y operaciones. 4. Sanidad: abolición y sustitución de la Ley de asistencia sanitaria asequible Aunque Trump ha sido bastante impreciso a la hora de referirse a sus planes concretos en materia sanitaria, en su campaña ha abogado por anular la Ley de asistencia sanitaria asequible (Affordable Care Act). Sin embargo, la mayoría de los observadores creen que sería un desastre político acabar con la cobertura sanitaria de los 20 millones de estadounidenses que están actualmente cubiertos por la ley. Así que lo más probable es que el plan del partido republicano que aboga por «abolir y sustituir» la ley acabe convirtiéndose en un plan para «abolir y modificar»; es decir, reduciría aquellas subvenciones y normativas que los republicanos consideran excesivas, pero no afectaría a la gran mayoría de los actuales beneficiarios de la ley. Durante el proceso de transición el mercado podría verse afectado por una cierta inestabilidad en lo que respecta a los planes sanitarios y hospitalarios que dependen de las subvenciones otorgadas por la Ley de asistencia sanitaria asequible y de otras ayudas relacionadas. No obstante, dichos planes deberían ser capaces de salir adelante a pesar de los ajustes que realice en la ley el partido republicano. Durante su campaña, Trump también criticó los elevados precios de los medicamentos, afirmando que el gobierno debe aumentar su poder negociador frente a las farmacéuticas. Si se reafirma en esta idea, el gobierno podría ejercer su capacidad de fijación de precios a través de Medicare, Medicaid y el resto de sus programas sanitarios. No obstante, el partido en su conjunto no va en la misma línea que Trump en lo que se refiere a la negociación directa de los precios, por lo que el resultado sigue siendo incierto. 5. Una política fiscal menos restrictiva: ¿auge de las empresas de defensa? Donald Trump ha reclamado un aumento del gasto en defensa, lo que probablemente implicaría reforzar la seguridad nacional y la capacidad ofensiva. Esta medida supondría un cambio de tendencia con respecto al gobierno de Barack Obama, que ha reducido el gasto en defensa. Si finalmente el presidente acaba aumentando dicho gasto, las empresas de defensa de algunos sectores como el aeroespacial se verían favorecidas. Matt Miller, asesor político y de comunicación en Capital Group.

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