Los dos socios creadores de esta consultoría, especializada hoy en día en la fórmula comercial de la franquicia, tuvieron la iniciativa de poner en común sus conocimientos y su trayectoria profesional en 2010. Provenían de mundos diferentes, pues Enrique Hierro había estado desarrollando su carrera en la consultoría de recursos humanos, mientras que Miguel Armijo procedía del sector financiero, en concreto de la banca comercial y de empresas, gestionando personas y negociando directamente con instituciones y grandes compañías. El desarrollo de sus labores como asesores en la gestión comercial (fuerza de ventas, motivación comercial, fidelización de la clientela, trabajo en equipo…), unido a una decidida vocación emprendedora, que les había hecho recalar previamente en el mundo de la franquicia como franquiciados de una conocida cadena de estética y belleza, les llevó a poner en marcha la exitosa consultoría de franquicias que dirigen en la actualidad.
"La verdad es que, echando la vista atrás, ha sido una evolución de lo más natural y consecuente, pues los propios clientes comenzaron a demandar proyectos en los que pudieran desarrollar este sistema de colaboración comercial", explican ambos consultores. "Hoy, puede decirse que se ha convertido en parte fundamental de Interlaudia: estudiar compañías de éxito, con ideas innovadoras, y ofrecerles la posibilidad de crecer, mediante esta fórmula, en zonas geográficas a las que no tuvieran previsto llegar, al menos en un primer momento, y no teniendo que echar mano de recursos financieros propios".
El equipo de asesores de Interlaudia modela cada proyecto. "En primer lugar valoramos como consultores si se trata de un concepto de negocio franquiciable, y si va a ser posible o no su expansión", continúan Miguel Armijo y Enrique Hierro. "Una vez comprobado lo cual, procedemos a su desarrollo, con una visión estratégica inicial y descendiendo a todos y cada uno de los detalles necesarios para el éxito en esta empresa: desde los contratos específicos para la concesión de franquicias a los manuales operativos que recogen el saber hacer que constituye el valor añadido de cada enseña, pasando por el tipo de local preciso, el retrato robot del candidato a franquiciado ideal, etcétera".
La tercera fase consiste en una planificación del desarrollo y expansión de la franquicia por objetivos, pues el grado de implicación de Interlaudia con sus clientes es tal que trabajan "a éxito conseguido", en una relación que ellos mismos califican como "muy cercana a nuestros clientes, tratando de aportar el máximo valor añadido desde nuestro conocimiento del sistema como asesores", concluyen ambos socios. "De todos modos, tampoco hemos inventado el fuego, si no que nos hemos limitado a volver a los orígenes de la consultoría de franquicias, que se había tergiversado en los últimos años. No somos un supermercado, como acostumbra a verse a menudo en las ferias del sector, si no que aunamos la experiencia de haber sido franquiciados y también consultores". En una palabra, y como define el sabio refranero español la experiencia más amplia, y la sabiduría que ello conlleva: cocineros antes que frailes.
Pequeñas grandes oportunidades
Seriedad y cercanía al cliente son las claves de esta asesoría, que cuenta actualmente con una docena de marcas -y se enorgullece de trabajar con una sola por rama de actividad- tales como: Bargains&Bargains (segunda mano a través de subastas ‘online’), La Despensa Ibérica (comercio electrónico de vinos, quesos, jamones…), 100 Pizzitas (restauración rápida), MotoTaxi (servicio de transporte), Dulces Ilusiones (repostería creativa), Body Vip Center (‘fitness’ a través de la electroestimulación), Ludoteca Pompitas (educación y ocio infantil) o Grupo Marinter (centros de negocios). Si se interroga a estos dos profesionales por su secreto, la respuesta -siempre al unísono- no se hace esperar: "No hay uno sólo, sino más bien cinco, agrupados bajo lo que denominamos ‘la regla de las 5 ces’: coherencia, entendida como lo que tiene y da sentido, lo que aúna el sentimiento de pertenencia a una comunidad, a una organización, a una empresa… a un equipo; confianza, como el reconocimiento de uno mismo y de los otros para alcanzar la automotivación; convicción, empuje, aplicar el gerundio: con flexibilidad, pero con creencia en la bondad de lo que se hace; cooperación, porque nada hay sin el resto, pues en lo profesional priman el equipo y el juego como fórmula de calidad y de valor añadido; y compromiso, como aquello que se consigue al destilar todo lo anterior". Y ambos concluyen que, cuando las cinco se agrupan en un todo, los resultados se multiplican de modo exponencial.
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