Europa atravesó serias dificultades durante la crisis financiera mundial: la rentabilidad global del mercado bursátil demostró que EE. UU. abordó con mayor eficacia las necesidades del sector bancario en concreto. Las recesiones anteriores muestran impactos diferentes, incluyendo la sensibilidad de Europa ante las tendencias mundiales. El Viejo Continente cuenta con una gran base manufacturera orientada a la exportación y lidera determinados ámbitos, como las grandes marcas de consumo (fuera del sector tecnológico, donde reinan las firmas estadounidenses y asiáticas). Ahora bien, no todo es miseria y desolación; el panorama es más bien variado, ya que algunos sectores han logrado reorganizarse con éxito para capear todas las fases del ciclo económico y confiamos en la capacidad de las compañías en estos ámbitos para generar crecimiento a largo plazo. Esto no quiere decir que no observaremos descensos en la rentabilidad: muy pocas firmas en Europa (y en todo el mundo) saldrán inmunes en esta ocasión.
Seguimos buscando compañías que repuntarán con fuerza cuando llegue el momento de la recuperación y obtendremos partido de las dificultades que atraviesan algunos de sus competidores para ganar cuota de mercado y poder de fijación de precios. Esto se consigue a través de la ventaja competitiva: el modelo de negocio necesita un rasgo distintivo y realmente excepcional que permita a la compañía marcar la diferencia. Para una gestión activa de éxito resulta esencial evaluar e identificar este factor. Invertir en el índice global puede resultar complicado, pero podemos hallar valores individuales capaces de prosperar.
2020-06-29 05:14:10