Si está pensando en abrir una cuenta bancaria pero se siente abrumado con tanto tipo de productos, en DIRIGENTES hemos preparado un listado con los principales tipos, ya que, dependiendo del objetivo que se persiga (ahorro, inversión, uso diario…), unas tendrán mayor utilidad que otras.
El más popular es el depósito bancario a la vista. Este puede ser cuenta corriente -para operar de manera habitual con ella- o cuenta de ahorro -con el objetivo de ahorrar-. Su principal atractivo es la disponibilidad inmediata del dinero, por lo que es la utilizada por la mayoría de ciudadanos y empresas para realizar operaciones financieras. Como inconvenientes, destacan que no suele ofrecer rentabilidad y, en la mayoría de los casos, hay que abonar comisiones por su mantenimiento y administración.
En segundo lugar, los depósitos bancarios a largo plazo -o depósitos o imposiciones a plazo fijo-, en los que el depositante se compromete a no retirar el dinero por un plazo determinado de tiempo. A cambio, el banco paga unos intereses sobre la cantidad ingresada, incluso a veces, dicha bonificación puede realizarse en especie (una vajilla, un robot de cocina…). Es como si el usuario hiciera de banquero y el propio banco adoptara el rol de cliente. En caso de solicitar el dinero antes de tiempo -cancelación anticipada-, el banco cobrará la penalización que se haya acordado previamente. Este tipo de cuenta está pensada para un perfil de ahorrador o inversor. Es importante tener en cuenta que todos los intereses generados a través de esta cuenta deberán pasar por Hacienda. Es decir, tributa en la declaración de la Renta.
Todo lo contrario sucede en las cuentas conocidas como Plan de Ahorro 5 o CIALP. Se trata de productos de ahorro a largo plazo que nacieron en 2015 tras una modificación de la Ley del IRPF. Su principal atractivo es que los intereses obtenidos no tributan si no se retiran en un plazo de cinco años y están pensados para fomentar el ahorro a largo plazo entre los bolsillos pequeños, ya que el dinero invertido no puede exceder los 5.000 euros.
Otro tipo de producto muy común son los depósitos bancarios a interés variable, en los que el cliente desconoce la rentabilidad del dinero ingresado. Esto se debe a que su interés depende de un índice -casi siempre es el euríbor- al que los bancos añaden un diferencial fijo. Por lo tanto, dependiendo de la evolución del índice europeo, nuestro dinero generará más o menos rendimientos.
En último lugar, los depósitos estructurados están enfocados a inversores. En este tipo de productos es en realidad la suma de dos. Por un lado, un depósito a plazo fijo y, por otro, un producto de inversión de renta variable. Este último es el que determinará la rentabilidad del dinero que se haya invertido ya que este puede estar invertido en acciones, materias primas, etc.
2023-02-06 07:28:44