Contar con aseos mejoraría la productividad de los países más pobres

En las economías avanzadas tenemos privilegios que no valoramos. Lo vemos como algo normal. Entendemos que es habitual. Es el caso del acceso a un baño con condiciones básicas. Pero esta no es la realidad de todos. En países como Nigeria, la defecación al aire libre produce una pérdida de productividad equivalente al 5% de su PIB, tal y como se desprende de un estudio elaborado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Solucionar este escenario tiene claramente un componente social: protege la dignidad. Pero también tiene un gran peso en la economía del país. Uno de ellos sería el importante ahorro de dinero destinado a paliar las enfermedades ocasionadas, que podrían orientarse a paliar otros problemas.

La OMS estima que por cada dólar invertido en agua e inodoros se ahorra una media de cuatro dólares. ¿Por qué? Disminuyen los costos médicos, las muertes y hay una mayor productividad. Esto también lo corroboran las palabras de Sue Coates, la directora ejecutiva del Consejo de Colaboración para el Abastecimiento de Agua y Saneamiento de la ONU: “La promoción de la higiene es una de las intervenciones de salud pública más rentables. Por el contrario, la falta de saneamiento frena el crecimiento”.

No obstante, no sólo hay un problema de medios económicos para solventar esto. También cultural: “Se ha practicado durante siglos”. Sue Coates explica que es una norma cultural “arraigada” en algunas de estas sociedades”. Por tanto, se tendría que incidir en un “cambio en el comportamiento de comunidades enteras”.

La gran mayoría de los casos se concentran en Asia Central y Meridional, Asia Oriental y Sudeste y África Subsahariana. Concretamente, el aumento de población en países como Nigeria, Tanzania, Madagascar y Níger, y algunos estados de Oceanía, está produciendo un crecimiento localizado en la defecación al aire libre. En total, 4.200 millones de personas viven sin servicios sanitarios en todo el mundo gestionados de forma segura. Y en consecuencia, 432.000 muertes se producen al año por enfermedades relacionadas con estas bajas condiciones sanitarias.

Aquí se halla una oportunidad más para el avance de las economías menos desarrolladas. Hablamos de disminuir muertes y enfermedades, y de aumentar la dignidad y la calidad de vida de millones de personas. 

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