Según datos del Banco de España recopilados por Inverco, justo antes del inicio de la crisis la inversión directa en renta variable ascendía a 562.157 millones de euros. Una cifra que en los años posteriores fue descendiendo hasta los 310.841 millones que se registraron en 2012. Con la recuperación de los mercados financieros, ese dato volvió a coger impulso en 2014 recuperándose hasta los 433.699 millones de euros. Y este 2015 ya se sitúa en 471.395 millones a cierre del primer semestre (últimos datos disponibles).
Más curioso ha sido el movimiento registrado en el ahorro destinado a depósitos y efectivo. Un año antes de la quiebra de Lehman, las familias mantenían 714.117 millones de euros bajo el paraguas de estos activos. Una cifra que, a medida que se agudizaba la crisis, fue creciendo hasta alcanzar un máximo de 850.184 millones el pasado año, ya con los tipos de interés en mínimos. Y a cierre del segundo trimestre de este año la cifra ronda los 849.700 millones de euros. Un descenso mínimo si se tiene en cuenta la escasa rentabilidad que los ahorradores pueden encontrar en esta categoría.
De hecho, en términos porcentuales, si se analiza la procedencia del ahorro de las familias se observa que un 41% sigue estando en esos depósitos y efectivo, que no se han visto afectados ni por los bajos tipos de interés, ni por el buen comportamiento de los mercados bursátiles en los últimos años. La cifra en el caso de la renta variable asciende a un 22,8% sobre el total. Parece así que pocas familias se han beneficiado de los años alcistas del mercado, pues el porcentaje se situaba en un similar 20,2% el mismo año de la quiebra de Lehman.
La partida que más se ha visto afectada por la crisis global ha sido sin duda la de las de inversiones directas en renta fija. De 50.469 millones de euros destinados en 2007, se pasó a 37.832 millones el año de la quiebra de Lehman. Y la cifra fue subiendo hasta alcanzar un máximo de 85.386 millones en 2011. Ahora, apenas supone 25.000 millones de euros. Un 1,2% sobre el total de los activos financieros de las familias españolas, frente a casi el 5% que suponía hace cuatro años.
Otro dato relevante es el notable crecimiento del dinero invertido en fondos de inversión nacionales y extranjeros. Los datos recopilados por Inverco evidencian que ocho de cada diez euros invertidos por las familias en 2015 se dedicaron a la suscripción de estos productos, los cuales acumulan en 2015 casi el 80% del total de adquisiciones de activos por parte de los hogares españoles. Pero en su conjunto, los fondos apenas representan el 12% del ahorro de las familias. Aún así, la cifra es positiva comparada con el año 2008, donde el porcentaje rondaba tan solo el 8%.
"Los fondos de pensiones siguen siendo el pariente pobre del ahorro de los españoles", indican desde Morningstar. Y es cierto. Apenas pesan un 5,4% sobre ahorro total de las familias, una cifra muy similar a la de antes de la crisis. Eso sí. Al menos cuentan con el consuelo de que este año han visto aumentar su patrimonio en torno a unos 3.000 millones de euros.
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