Durante los últimos cinco años, las compañías del S&P 500 han recomprado 2,6 billones de dólares de acciones. Una enorme suma que supera lo que la Reserva Federal (Fed) se ha gastado en sus programas de flexibilización cuantitativa (QEs) y supone el 15% de la capitalización bursátil del principal selectivo del mundo. Al mismo tiempo, las empresas estadounidenses van camino de completar una cifra récord de fusiones, con una prima media en estas operaciones del 25%.
Las magnitudes alcanzadas por las recompras y M&A han sido "seguro" positivas para la renta variable, afirman desde la entidad británica, y se preguntan: "¿Podrían peligrar debido a los elevados costes de financiación en el mercado high yield?"
"La ampliación de los spreads del high yield (180 puntos básicos en el pasado año) no debería importar", responden tajantes. Pues la mayor parte de las corporaciones del S&P 500 tienen calificaciones de "grado de inversión". De hecho, sólo 57 pertenecen al espectro high yield; y si se ajusta por capitalización de mercado, el porcentaje de empresas con "notas bajas" se reduce al 4%.
Por tanto, no hay un "riesgo fundamental". Aún así, estos expertos señalan a una serie de valores que han cotizado en línea con los diferenciales high yield, pues son "posibles candidatos a cortos para aquellos inversores preocupados porque los costes de financiación del mercado high yield se eleven aún más". Entre ellos, encontramos a Alcoa, Transocean, Tenet Healthcare, Genworth y Wynn Resorts.
Al mismo tiempo, reconocen que cuando la volatilidad aumenta, en el ámbito del M&A, se hace más difícil que compradores y vendedores encuentren un terreno común en los precios a pagar en las operaciones, ralentizando el flujo de las mismas. Así, aunque las condiciones actuales siguen apoyando las fusiones y adquisiciones, si las turbulencias vividas entre julio y septiembre se mantienen hasta finales de año, éstas podrían aplanarse o incluso caer.
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