"Ahora que les ha estallado en la cara, actúan. Ni España, ni Italia, ni Alemania, ni Reino Unido, ni Estados Unidos pensaban que les iba a tocar. Pensaban que el ébola era algo lejano, que se iba a quedar en África. Y ahora que han visto las orejas al lobo es cuando quieren actuar. Ahora les entran las prisas. Pues ahora es tarde. Aunque dicen que más vale tarde que nunca, ahora es muy tarde". Luis Pérez, misionero Javierano, ‘no se corta un pelo’ en acusar a los gobiernos de Barack Obama, David Cameron o Mariano Rajoy de cruzarse de brazos con la enfermedad del ébola hasta que el virus ha llegado a sus países.
Cuando DIRIGENTES recuerda que la cifra de muertos por ébola que lleva contabilizada la Organización Mundial de la Salud (OMS) hasta la fecha, más de 3.000 personas, podría llegar a 20.000 de aquí a final de año si el virus no se frena, Luis Pérez enfurece: "¿3.000? Esa es la cifra que la OMS contabiliza, pero: ¿y los que no llega a contabilizar? Aquí mueren cada día más de 120 personas. Multiplique, y verá que ya hemos sobrepasado la previsión de las 20.000 muertes que el organismo esperaba para final de año".
El misionero se hace muchas preguntas. "Antes no sabíamos nada, pero poco a poco nos vamos enterando de cosas. Si el suero que administraban a Miguel Pajares (el primer misionero que falleció en España) funcionaba, ¿por qué no hicieron más?"
Luis Pérez relata a este medio cómo es su día a día en Sierra Leona, y su relato es tan real, que hace que esta periodista visualice casi sin querer lo que ocurre allí: "En África nunca se ha conocido lo que son los huérfanos, si un niño pierde a sus padres enseguida le acogía otra familia vecina en la aldea. Ahora, miles de niños vagan por las calles solos, y todo el mundo les señala con el dedo porque sus padres han muerto por el ébola. Nadie les quiere, porque tienen miedo a ser contagiados".
El misionero también denuncia el escaso apoyo internacional. "Mientras los hospitales están cerrados porque todos los médicos que atendían a los enfermos han muerto, del extranjero sólo llegan soldados para impedir que abandonemos la aldea". Y añade: "Pero el Ejército sólo vigila los caminos, ¿quién vigila la selva y los bosques? La gente que quiera abandonar un pueblo desde luego va a hacerlo. No hay forma de contener esto".
Eso sí, la información "in situ" sobre cómo evitar la propagación de la enfermedad es casi nula. "No hay reuniones en las iglesias, están prohibidas. El Ejército rodea los barrios. Intentan que la gente no salga de sus casas. No hay alimentos en los mercados, y los que hay son carísimos. La ayuda humanitaria no llega. No hay hospitales a los que acudir. Y nadie le dice a esta gente que tiene que romper con su cultura". Luis Pérez recuerda: "En África está muy arraigada la cultura del abrazo, de los besos, de las señales de cariño en todo momento. Ya nadie sabe si puede abrazar al prójimo".
Preguntado por la polémica surgida sobre si los enfermos por ébola en África deben ser repatriados a sus países, Luis Pérez se sincera: "Es una decisión muy personal, entiendo a la gente que se aferre a una mínima posibilidad de sobrevivir. Yo tengo una idea muy clara: vine a Sierra Leona a ayudar y aquí moriré. Si enfermo, no quiero ser repatriado".
"El ébola es fácil de curar siempre que haya voluntad de hacerlo y siempre que se pongan los medios para ello", sentencia el misionero, con voz desgarradora, en una de las entrevistas más duras a las que se ha enfrentado quien les escribe. Pero merece la pena, testimonios como el de Luis Pérez nos hacen recordar a los medios de comunicación que trabajamos para algo fundamental: para informar de lo que sucede en el mundo, aunque sea en lugares tan recónditos como una aldea de Sierra Leona. Lugares que, por desgracia, han saltado a la primera plana de los medios en todo el mundo.
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