Los expertos aseguran que los fondos están emergiendo como uno de los pocos ganadores en un escenario de empeoramiento de las condiciones financieras. Y también de las condiciones comerciales de las gestoras, que intentan aportar soluciones para unos clientes que buscan fórmulas más baratas de tomar exposición a una categoría, la de la renta fija, en la que la liquidez y la facilidad de compra y venta se tornan vitales en un entorno de políticas monetarias divergentes.
El fácil acceso a ciertas categorías que ofrecen estos productos es uno de sus puntos fuertes. Aunque los ETFs mantienen solo una pequeña parte de los 1,3 billones de dólares de activos que conforman el mercado de high yield, cada vez ganan más en popularidad. Por ejemplo, el iShares iBoxx $ High Yield Corporate Bond ETF, el mayor fondo cotizado de esta categoría, ha triplicado este año su volumen de negociación medio diario.
A juicio de los expertos, esta es una manera más sencilla de acceder a este universo de inversión que mediante la compra directa de bonos high yield, donde más adelante el inversor puede encontrar algunas dificultades para venderlos por falta de liquidez. Según datos recopilados por Credit Sights, los costes de trading son además más baratos a través de ETFs que para los bonos con esta calificación. En concreto, el diferencial medio al que se compra y vende el ETF de iShares es de 0,17 puntos porcentuales.
A pesar de las facilidades que supone comprar bonos de renta fija high yield a través de ETFs, las autoridades estadounidenses ya han advertido en varias ocasiones que los inversores no deben subestimar el impacto del sentimiento del mercado a la hora de vender también a través de fondos cotizados.
El pasado año, el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) alertaba sobre el crecimiento de los fondos de deuda y el peligro de sus estrategias sobre activos menos líquidos en busca de una mayor rentabilidad. Una situación que podría desencadenar graves problemas en momentos de pánico, en los que la irracionalidad del mercado desata las ventas en una especie de efecto dominó casi imparable.
Del mismo modo, la Comisión de Valores estadounidense (SEC, por sus siglas en inglés) inició hace unos meses un profundo estudio del sector, con el fin de evitar que los inversores compren ETFs simplemente porque sean más baratos, obligando a las gestoras a asegurarse que los clientes entienden perfectamente el funcionamiento y los riesgos de estos productos, así como la liquidez que ofrecen y las prácticas de venta de los intermediarios.
La mayor preocupación está en la valoración de precios para las participaciones de los fondos de deuda, que a pesar de ser una cesta, se negocian como las acciones normales, sea cual sea la composición de la cartera completa que, por lo general, incluye complejos instrumentos como derivados financieros.
Sin embargo, los expertos ponen en cuarentena este tipo de alertas, recordando que en crisis de liquidez como la producida a finales del pasado año sobre el mercado de renta fija corporativa, los inversores en ETFs pudieron deshacer sus posiciones sin demasiados problemas.
hemeroteca