Dinero negro: Uno de cada cinco parados admite cobrar en ‘B’

Aunque el cambio de tendencia en el mercado laboral ya se ha iniciado, la crisis ha dejado numerosas secuelas como el empeoramiento de las condiciones laborales que afectan a la inmensa mayoría de los candidatos que buscan empleo o mejorar el que tienen.

Una de esas secuelas es el aumento de la economía sumergida. Al menos, así lo asegura un estudio elaborado por Infojobs y ESADE en el que uno de cada cinco parados ha admitido cobrar en negro; es decir, sin declarar a Hacienda ni a la Seguridad Social.

Además, un 10% de los ocupados declara haber recibido ingresos en B, que le han supuesto un 24,5% del total de su salario. Lo más preocupante es que, según los encuestados, un 66% de los que cobran en B afirman que la empresa sólo les ha ofrecido esta opción, mientras que un 20% reconocen que aceptan el sueldo en B para completar su salario principal.

La economía sumergida merma el PIB

La economía sumergida se ha disparado de 2008 a 2012, hasta llegar a situarse en el 24,6% del PIB, según el último informe de Gestha. Los datos que se extraen de este informe indican que la actividad económica en negro aumentó de media unos 15.000 millones de euros anuales desde el inicio de la crisis en 2008, cuando la tasa de economía sumergida se situó en el 17,8% del PIB.

Este mismo informe desvela que entre los españoles existe un "grave problema de moralidad" a la hora de pagar impuestos y sitúa a España muy lejos de los países avanzados, que tienen una tasa de economía sumergida por debajo del 13%, como es el caso de Alemania, Francia o Reino Unido.

La crisis no está superada

El informe elaborado por Infojobs y ESADE también destaca que el cambio de tendencia en la economía española, que comenzó a registrarse a finales de 2013 en los principales indicadores macroeconómicos, se ha convertido en una evidencia durante 2014. Esto es tan cierto que, con los números absolutos en la mano y un vistazo somero a la realidad circundante, se puede concluir que la crisis no está superada.

Es una cuestión de perspectivas: "la del corto plazo, la del año pasado, muestra mejoras interanuales en el Producto Interior Bruto (PIB) y en el empleo, por tomar las dos magnitudes más relevantes; pero la del largo plazo, la de esos mismos indicadores respecto al año 2007, confirman que las heridas son profundas y aún no han cicatrizado".

España aún tiene problemas

Sin salirse de esos mismos indicadores, PIB y empleo, basta con comparar los datos absolutos de 2014 con los del comienzo de la crisis para darse cuenta de que España aún tiene algunos e importantes problemas. El PIB español cerró 2014 en los 1,06 billones de euros, al mismo nivel que el año 2012 y aún un 5,2% inferior al año 2008 (datos del Eurostat y el INE).

En cuanto al empleo, el dato más significativo es el de la población ocupada: 20,5 millones a finales de 2007 y 17,5 millones a finales de 2014. Es decir: que pese a la mejoría del empleo en 2014, aún hay tres millones menos de ocupados que al comienzo de la crisis.

El resultado más visible de esta situación está en otra estadística: la tasa Arope, que mide el riesgo de pobreza combinada con la baja intensidad del empleo en los hogares y la carencia material severa. Para su cálculo se utiliza la misma metodología en toda la UE y pretende ser la herramienta de análisis fundamental para la consecución de los objetivos comunitarios de reducción de la pobreza (Estrategia Europa 2020). En España es el INE quien se encarga de su elaboración y sus últimos datos (referidos a 2013) cifran el riesgo de pobreza en un 27,3%.

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