Hace más de 20 años fundó su propia agencia de marketing y comunicación, ¿por qué se decidió a dar este paso? Cuando echo la vista atrás, veo que mi experiencia profesional ha acompañado mi evolución como persona. Empecé trabajando como programadora de software en una fábrica de robótica en Austria, y mi foco era 100% […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 15 dic 2022
Cuando echo la vista atrás, veo que mi experiencia profesional ha acompañado mi evolución como persona. Empecé trabajando como programadora de software en una fábrica de robótica en Austria, y mi foco era 100% técnico, es decir, estaba centrada en el “qué”. Posteriormente, ya en Barcelona, ocupé varios puestos de Product Manager en dos multinacionales, poniendo el foco más en el “cómo”. Y, en una época en la que era una locura montar una empresa siendo mujer y teniendo 29 años, surgió la creación de la agencia LF Channel.
En un inicio nos centramos en acercar la tecnología a canales no tecnológicos, mediante la formación de vendedores y acciones de marketing en el punto de venta, completándolo con servicios de comunicación. Ahora la comunicación es nuestro core, desde entonces estamos orientadas hacia el “por qué”, y los porqués te llevan a cuestionarte y a valorar, a experimentar, a desear. Ahora, en todo lo que hacemos en la agencia de marketing y comunicación LF Channel y lo que hago personalmente, buscamos el valor y el impacto, trabajando por un mundo más equitativo, diverso y con sentido.
Hemos afrontado muchos retos, y también algunas dificultades en estos años. Desde afrontar un crecimiento de la agencia enorme y su consiguiente gestión, a las épocas de crisis en las que hemos tenido que reinventarnos o las tendencias del momento que nos han hecho más resilientes y mejores profesionales.
No me gusta quitarle importancia a las dificultades vividas que tienen relación con el hecho de ser mujer, o a cualquier otra discriminación por motivos de género, procedencia, raciales o cualquier otro. En aquel entonces, cuando fundé LF Channel, emprender era algo exclusivo de hombres, por lo que, a las complejidades que trae consigo el hecho de lanzar un negocio, se le sumó el reto de destacar en un entorno muy competitivo y ciertamente hostil. Me siento afortunada de haber podido salvar los escollos y trabajo día a día para derribar ciertas barreras.
En la actualidad noto cambios y somos muchas las que luchamos por visibilizar el papel de la mujer dirigente. Sin embargo, aún se observan diferencias, el número de mujeres líderes sigue siendo inferior al de los varones, y me sorprende que el cambio que todas deseamos sea tan lento.
Si atendemos a los datos, algunos estudios señalan que sobre el 70% de los puestos de trabajo en el sector de la comunicación y relaciones públicas en España están ocupados por mujeres. Se trata de un campo que podríamos decir que atrae especialmente al talento femenino. No tengo la certeza de por qué se ha dado este fenómeno, pero sí puedo afirmar que algunas de las capacidades necesarias para tener éxito en nuestro campo, como la empatía, la capacidad de emocionar comunicándonos o el cuidado hacia la reputación de las marcas, podemos observarlas más en perfiles de mujeres que de hombres.
No obstante, si atendemos a los puestos más elevados, el 80% de los puestos de liderazgo están cubiertos por hombres. A mayor poder, reconocimiento y estatus, en cualquier sector, la presencia masculina aumenta.
Sin embargo, si miramos hacia el mundo de la tecnología, ingenierías, programación, digitalización… la presencia de las mujeres sigue siendo menor que la de los hombres. Existen todavía profesiones “de mujeres” y profesiones “de hombres”, y hasta que no logremos desbancar todos esos estereotipos asociados a ellas, no podremos disfrutar de la libertad de desarrollarnos como personas que eligen simplemente aquello que desean.
Tenemos que enseñar a las niñas desde pequeñas a creer en sí mismas y a saber que pueden ser lo que ellas deseen ser. Que no se olviden nunca que ellas dirigen su futuro. A partir de ahí, todos los programas educativos, programas de mentorías o liderazgo se convierten en grandes herramientas para revertir esta situación. Los medios de comunicación también son responsables de dar visibilidad a perfiles femeninos en las más variadas profesiones, así como todas las instituciones. Somos todas las partes que componemos la sociedad las que tenemos que poner de nuestra parte para llevar a cabo un cambio real.
Hace tiempo una frase me hizo reflexionar: “Si todas las personas están de acuerdo es que nadie está pensando”. Y me di cuenta que en eso radica la ventaja de la igualdad, la equidad y la diversidad. Si en las organizaciones de todo tipo se dispone de un equipo diverso en cuanto a género, raza, procedencia, orientación sexual, generacional, con capacidades diferentes… se logrará tener visiones diferentes de la realidad y variedad de pensamientos.
Cada uno aporta su visión de la realidad que difiere en base a lo vivido, el entorno cultural, familiar, etc. Esto es riqueza, riqueza que permite ampliar las capacidades de cualquier equipo y conseguir mayores éxitos. La inclusión es la diversidad en acción. Puedes tener un equipo diverso, pero si como empresa no permites que esa diversidad sea valorada, escuchada y trabaje en armonía no se producirá el cambio creativo.