Quedan lejos los tiempos en que Carlos Ghosn protagonizaba un manga en el que se contaba su vida, su ascenso al Olimpo de los grandes líderes empresariales. Era 2001, y Superior, una revista de manga, le dedicó unas escenas para contar cómo se había convertido en una de las mayores celebridades de Japón y del […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 20 nov 2018
Quedan lejos los tiempos en que Carlos Ghosn protagonizaba un manga en el que se contaba su vida, su ascenso al Olimpo de los grandes líderes empresariales. Era 2001, y Superior, una revista de manga, le dedicó unas escenas para contar cómo se había convertido en una de las mayores celebridades de Japón y del mundo empresarial asiático. Su mérito: salvar Nissan de la quiebra.
Aquellos años significaron los momentos cumbre de su carrera, con reconocimiento a su labor al frente del fabricante de coches nipón. Fortune le calificó empresario del año en Asia en 2002. La misma revista le incluyó en la lista de los diez hombres de negocios no estadounidenses más importantes del mundo. Además, fue nombrado el cuarto líder de negocios en 2003 por Financial Times y Pricewaterhouse Coopers.
Ahora, todo el prestigio adquirido en la década de los 2000 se viene abajo con la investigación de Nissan, de la que se deduce que utilizó de forma indebida activos de la compañía y recibió ingresos que no declaró. Estas malas prácticas contrastan con las virtudes que le llevaron a presidir la empresa nipona en 1999.
En esos momentos, la salud de Nissan era débil, pero en Renault, la compañía que ostenta un 44% de la propiedad, creían en su recuperación. Para ello, Louis Schweitzer, presidente de Renault, confió en su mano derecha, Carlos Ghosn, para revitalizar a una compañía que se encontraba al borde del colapso.
La receta del dirigente franco-brasileño fue drástica: eliminó 21.000 puestos de trabajo, así como empleos vitalicios y cerró cinco fábricas en Japón. Ghosn lanzó su órdago. Prometió marcharse si la empresa no era rentable en el año 2000. El resultado le dio la razón y, en unos años, Nissan creó el Qashqai, un todoterreno que revolucionó la industria automovilística hasta el día de hoy, en el que los modelos SUV viven una época de apogeo.
Hace 64 años desde que nació en Brasil, en Porto Velho. Tan solo unos años después, cuando contaba seis, se trasladó con su familia a Beirut, en cuya decisión pesó su ascendencia libanesa. No obstante, se mudó a Francia para estudiar en la Polytechnique. Esos orígenes y los cambios que vivió en su infancia y juventud le ayudaron a forjar un carácter fuerte.
En 1996 entra en Renault y de allí a Japón, para presidir Nissan. 2009 es el año en el que se convierte en el presidente de Renault, tras una década de trabajo en el que se había ganado el apodo de “matacostes”, por sus decisiones en los primeros años de mandato. Los resultados de su gestión hablan a su favor: de cada nueve coches vendidos, uno procede del grupo Renault-Nissan.
El desenlace de su vida como gurú del sector automovilístico toca a su fin. Los últimos descubrimientos acerca de los enredos de Ghosn han empujado a Nissan a proponer su cese como presidente. Según la cadena NHK, Ghosn utilizó fondos de Nissan para viajes familiares, entre otros gastos. A la luz de estos hechos, será la justicia quien dicte el punto final.