Hay quien afirma que no se cambia de empresa, sino que se cambia de jefe. Cuando una figura valiosa dice adiós a una organización, realmente se está despidiendo de algo más complejo: un proyecto específico (el proyecto de esa persona dentro de la entidad), un entorno particular (el que ha construido a lo largo del […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 17 jul 2023
Hay quien afirma que no se cambia de empresa, sino que se cambia de jefe. Cuando una figura valiosa dice adiós a una organización, realmente se está despidiendo de algo más complejo: un proyecto específico (el proyecto de esa persona dentro de la entidad), un entorno particular (el que ha construido a lo largo del tiempo que ha pasado dentro) y a personas en concreto con las que ha creado vínculos afectivos.
Más allá de “abandonar” al jefe, atribuirle exclusivamente la culpa, como el único problema que te empuja a dejar un trabajo, no justifica completamente las renuncias de talentos valiosos. Las personas talentosas y con potencial lo que abandona es un clima, un diario que ha experimentado con su equipo de trabajo y un jefe directo.
Mi experiencia con CEOs y comités que me contratan para ayudar a generar nuevas ideas en un ambiente laboral me permite percibir que los obstáculos a la innovación no son ni los recursos, ni las ideas ni el talento, sino la inexistencia de un clima de confianza que existe dentro de la organización que conduce a la seguridad psicológica del trabajador. En ese ambiente, la persona aporta lo que tiene mientras aprende de los demás y crece.
La inseguridad y falta de confianza dentro de la empresa aporta manifestaciones de todo tipo, desde el miedo a cuestionar a los superiores; el apego cultural de los principios de uno mismo, que es lo que nos “hizo ser grandes”; la creencia de que no podemos adquirir pensamientos nuevos o diferentes o, incluso, el hecho de convivir en un ambiente muy respetuoso y aparentemente bueno, pero en el que realmente nadie se atreve a decir lo que piensa.
Todas ellas, barreras invisibles, son realmente las que adquieren mayor peso a la hora de tomar una decisión tan importante. Algunas de estas reflexiones, se pueden consultar en este artículo y en este otro.
Volviendo a la cuestión de fondo y planteándonos de forma positiva el tema, ¿cómo son los equipos de los que nadie quiere irse? Ante todo, hay que tener en cuenta que los equipos de los que nadie quiere irse son lugares en los que el buen talento se encuentra seguro, se siente valorado y se sabe protagonista de parte de la productividad que allí se genera.
Pero, ¿cómo detectar si un trabajador se siente así? La profesora de Harvard Business School, Amy C. Edmonson, lleva años investigando sobre esta cuestión, aportando diferentes trabajos acerca de cómo detectar, prevenir y reparar la seguridad psicológica dentro de un equipo.
Adaptando su trabajo y ampliando algunos aspectos, a continuación, se pueden leer las 8 claves de los equipos de los que nadie quiere irse: