Por Emilio J. Díaz, socio y fundador de EstrategíZATE
Gestión y LiderazgoEmilio J. Díaz
| 02 dic 2024
El riesgo es inherente a la naturaleza empresarial. Toda actividad empresarial, desde la toma de decisiones estratégicas hasta la operativa diaria, conlleva cierto grado de incertidumbre. Pretender eliminar completamente el riesgo sería una ilusión peligrosa que podría llevar a la inacción o a una falsa sensación de seguridad. Por eso, el concepto de “riesgo cero” no existe en la gestión empresarial, y lo que realmente marca la diferencia es cómo se identifica, valora y gestiona.
Desde la creación de una empresa, cada decisión que se toma implica riesgos. Al lanzar un nuevo producto, al expandirse a un nuevo mercado o simplemente al mantener las operaciones diarias, se asumen riesgos comerciales, financieros, operativos y regulatorios. Sin embargo, a menudo, demasiadas empresas subestiman la magnitud de esos riesgos hasta que se convierten en una realidad. ¿Y si pasa? ¿Qué ocurre cuando lo imprevisto golpea? Sin un plan adecuado, la empresa puede enfrentarse a grandes pérdidas, tanto financieras como operativas, incluso puede poner en peligro su continuidad.
Uno de los errores más comunes en la gestión empresarial es creer que es posible eliminar todos los riesgos. Sin embargo, no solo es inevitable, sino que, en muchos casos, es el motor de la innovación y el crecimiento es el riesgo. Sin asumir riesgos calculados, ninguna empresa puede avanzar o diferenciarse de sus competidores. Lo que se puede hacer, y se debe hacer, es gestionar éstos de manera estratégica, minimizarlos y prepararse para su posible impacto. Aquí es donde entra en juego la importancia de un enfoque sistemático para identificar, evaluar y cubrir los riesgos.
Para abordar los riesgos de manera efectiva, una empresa debe adoptar un enfoque holístico. Una de las mejores prácticas para esto es la creación de un grupo de trabajo multidisciplinar de riesgos. Este equipo debe estar compuesto por miembros de diferentes áreas de la empresa, lo que permitirá tener una visión integral de los peligros a los que se enfrenta la organización.
A continuación, se desglosa cómo este grupo puede abordar las principales áreas de riesgo:
Una vez que el grupo multidisciplinar haya identificado los riesgos clave en cada área, el siguiente paso es evaluar las alternativas disponibles para gestionarlos. ¿Qué opciones tiene la empresa para mitigar o transferir esos riesgos? Aquí es donde los seguros juegan un papel clave, proporcionando una red de seguridad financiera ante eventos inesperados. Pero no se trata solo de contratar seguros; también es crucial entender los costes asociados y evaluar si las soluciones ofrecidas son adecuadas en función del perfil de riesgo de la empresa.
Un buen enfoque es trabajar con asesores especializados en cada área de riesgo para desarrollar un plan que equilibre coste y cobertura. Por ejemplo, en el caso de los seguros comerciales o de ciberseguridad, la empresa puede optar por diferentes niveles de cobertura según su exposición y necesidades específicas.
En definitiva, gestionar el riesgo en una empresa no es una tarea que deba tomarse a la ligera. El riesgo cero no existe, pero lo que sí existe es la posibilidad de mitigar el impacto de estos peligros a través de una gestión proactiva y planificada. La creación de un grupo multidisciplinar que identifique, evalúe y ofrezca soluciones para cubrir los riesgos en cada área de la empresa es un paso esencial para asegurar su continuidad y crecimiento. No podemos evitar que lo inesperado ocurra, pero podemos prepararnos para enfrentarlo de la mejor manera posible.