No hay dos maneras de entender la pandemia del nuevo coronavirus. No existe la dicotomía entre salud y economía. Los expertos tienen claro que el único camino para que la economía prospere es que existan tratamientos eficaces contra la covid-19. Mientras eso no suceda, la sociedad no puede innovar ni mirar al futuro. En relación […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 15 oct 2020
No hay dos maneras de entender la pandemia del nuevo coronavirus. No existe la dicotomía entre salud y economía. Los expertos tienen claro que el único camino para que la economía prospere es que existan tratamientos eficaces contra la covid-19. Mientras eso no suceda, la sociedad no puede innovar ni mirar al futuro.
En relación a este asunto, Farmaindustria organizó este jueves un evento llamado “El papel de la industria farmacéutica en la recuperación económica”, en el que se analizaba cómo influye la innovación y la investigación médica en la economía. En dicho evento, en el que colaboró APIE, se puso de relieve que esta crisis no se asemeja a un shock como en otras ocasiones, sino que habrá segmentos de la economía y la sociedad que pueden quedar relegados una vez la recuperación sea sólida.
El catedrático de Política Económica de la Universidad de Barcelona, Antón Costas, apostó por el camino de la investigación y la ciencia para afrontar la crisis. “En el caso de las vacunas y tratamientos clínicos que sean eficaces es una necesidad”, reflexionó. En esa línea, señala que “la industria del futuro es la salud”, así como el ecosistema que se encuentra alrededor.
Por ello, cree que es preciso empezar a valorar el gasto en salud como una inversión, ya que tiene un impacto en el crecimiento futuro y en la productividad, si bien es difícil de relacionar a nivel práctico. En todo caso, cree que la pandemia ha dejado claro que el gasto en salud es inversión. “No es un mero gasto del que podemos prescindir cuando los problemas presupuestarios nos agobien”, aclara. Y concluye que “si la gente no está sana no hay crecimiento ni innovación”.
El profesor de oncología, Mariano Barbacid, aseguró en el mismo debate que la investigación médica con respecto a las vacunas ha gozado de un progreso “que hace cinco años nos habría parecido imposible”. De hecho, cree que “es un ejemplo que va a hacer historia en la investigación científica”. En esa línea, considera que el trabajo conjunto del sector público y del privado resulta esencial.
Por su parte, el sector público lleva a cabo la investigación básica que, en su opinión, se ha deteriorado recientemente. Algo similar ocurre con respecto a la investigación de nuevas medicinas, que se encuentra en su mayoría en Estados Unidos.
Por otro lado, Barbacid evidenció su disconformidad con las medidas que se están tomando para detener la expansión del virus. “Me hago cruces de que nuestros políticos para contener la pandemia solo hablan de cierre de restaurantes o toques de queda como el de París”, expuso el profesor. Desde su punto de vista, se está dejando de lado la contratación de médicos, que tiene un efecto inmediato en los sistemas de salud. No ocurre lo mismo con los investigadores, cuyo impacto tarda más en notarse. Por ello, pide paciencia a los políticos para que dejen trabajar a los científicos.
Javier Urzay, subdirector de Farmaindustria, recalcó que “no hay economía sin salud, no hay salud sin medicamentos y no hay medicamentos sin investigación”. Urzay se mostró sorprendido por la movilización “sin precedentes” de recursos públicos y privados para encontrar un remedio eficaz.
Además, aprovechó para señalar que la suya es una industria estratégica, no solo por las circunstancias actuales, sino porque crea medicamentos para el resto de enfermedades. A su juicio, el hecho de que el coronavirus centre gran parte de los esfuerzos tendrá repercusiones en el resto de enfermedades. También señala que la buena salud no es una cuestión menor: “Cada año de esperanza de vida que se gana equivale a 4 puntos de PIB”.
En conclusión, dejó claro que “no habrá recuperación si no hay más inversión en salud”. No obstante, lamenta que no se constante en números cuáles son los efectos de una política de investigación e innovación adecuada.