La Organización Mundial de la Salud quiere centrar la atención sobre los problemas relacionados con el estrés en el entorno laboral. Es por ello que la institución ha decidido redefinir el agotamiento como síndrome específicamente relacionado con el “estrés crónico en el trabajo mal gestionado”. La Clasificación Internacional de Enfermedades ICD-11, guía oficial de la […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 29 may 2019
La Organización Mundial de la Salud quiere centrar la atención sobre los problemas relacionados con el estrés en el entorno laboral. Es por ello que la institución ha decidido redefinir el agotamiento como síndrome específicamente relacionado con el “estrés crónico en el trabajo mal gestionado”.
La Clasificación Internacional de Enfermedades ICD-11, guía oficial de la OMS para los países de las Naciones Unidas, no trata el agotamiento como una afección médica, sino como un “fenómeno ocupacional”, incluido en el capítulo que trata los factores que influyen en la salud.
De acuerdo al organismo internacional, el agotamiento se caracteriza por tres síntomas: “sensación de desgaste de energía o extenuación; creciente distanciamiento del trabajo o sensación de negatividad o cinismo relacionados con el trabajo; reducción de la eficacia profesional”. De acuerdo con la OMS, el personal médico puede emitir un diagnóstico de agotamiento si el paciente muestra estos síntomas.
El agotamiento estaba ya presente en el anterior manual de enfermedades de la OMS, ICD-10, en el mismo apartado, pero su definición estaba desvinculada del entorno laboral y definida como un “estado de extenuación vital”.
La anterior definición “era una extraña mezcla de ‘no estás realmente enfermo, pero no eres plenamente capaz de realizar tu trabajo'”, comenta Torsten Voigt, sociólogo en la Universidad Técnica de Aquisgrán (Alemania) y autor de un estudio sobre el agotamiento.
El agotamiento profesional comenzó a considerarse como una realidad relacionada con el trabajo en 1974, gracias a los estudios de Herbert Freudenberger. Desde entonces, ha sido discutido como un problema en a sociedad, pero hasta ahora no se había tratado como afección crónica. Ahora, la redefinición institucional del término coincide con las investigaciones del profesor Freudenberger.