Pocos negocios pueden presumir de acercarse al medio siglo de vida y mantenerse a flote. Uno de esos ejemplos es el grupo Rodman, considerada una de las principales constructoras navales del mundo. Con una plantilla que supera el millar de trabajadores repartidos en cuatro factorías entre Galicia y Portugal, la compañía ha entregado más de […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 09 sep 2020
Pocos negocios pueden presumir de acercarse al medio siglo de vida y mantenerse a flote. Uno de esos ejemplos es el grupo Rodman, considerada una de las principales constructoras navales del mundo. Con una plantilla que supera el millar de trabajadores repartidos en cuatro factorías entre Galicia y Portugal, la compañía ha entregado más de 14.000 embarcaciones desde su fundación en 1974.
En el momento actual, se encuentra diversificada en cuatro empresas: Rodman PolyShips, Metalships & Docks, Rodman Lusitania y Neuvisa, que pertenecen a ABADA. DIRIGENTES ha hablado con su presidente, Manuel Rodríguez, sobre los retos que atraviesa el sector tras la irrupción del coronavirus a nivel global. Como empresa de carácter familiar, la sucesión recayó hace años en el primogénito de la familia, Óscar Rodríguez, quien es vicepresidente y consejero delegado de ABADA.
¿Cómo ha enfrentado grupo Rodman la paralización de la economía a raíz de la COVID-19?
Aunque la llegada del coronavirus ha supuesto un jarro de agua fría para todos los sectores, y nuestra industria no ha sido una excepción, afortunadamente no ha tenido que echar el cierre. Alrededor de 600 trabajadores se incorporaron a sus puestos de trabajo en nuestros astilleros gallegos una vez que pasaron las primeras semanas de incertidumbre regulatoria. Incluso, en el corto periodo en el que no pudieron hacerlo, tuvimos muchos voluntarios que se dedicaron a fabricar protectores médico-sanitarios, aprovechando como materia prima algunos de los materiales que utilizamos en nuestros procesos industriales como plásticos especiales. Para nosotros es un orgullo que nuestros trabajadores hayan dado esta lección de solidaridad.
La pandemia ha pillado al sector náutico en pleno proceso de adaptación hacia un escenario de crecimiento limitado. La crisis de 2008 se llevó por delante a muchos fabricantes españoles y cientos de proyectos de nuevas embarcaciones. Lentamente desde 2013, las empresas que hemos resistido nos hemos adecuado a un menor crecimiento, así como a lanzamientos más espaciados en el tiempo, pero más rentables. Por este motivo, la pandemia nos ha pillado más preparados para enfrentar la incertidumbre que se nos viene encima. Solamente la náutica (construcción, reparación, industria asociada o servicios auxiliares) representa el 0,7% del PIB nacional, por lo que seguimos siendo un “sector clave”, con un grado altísimo de especialización y con empleos cualificados bien remunerados. Asimismo, la industria naval también provee de embarcaciones a Salvamento Marítimo y cuerpos de policía a nivel mundial.
¿De qué manera afectará al sector náutico la situación actual?
La pandemia se ha producido tras un 2019 marcado por la incertidumbre y las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. Pese a ello, cerró el año con un aumento de pedidos. A modo de ejemplo, el año pasado se matricularon 6.080 embarcaciones de recreo, un 9,65% más con respecto al mismo periodo del año anterior.
Ahora, con una más que probable crisis económica, tenemos que pensar en un escenario de riesgos y oportunidades. Por un lado, prevemos un descenso muy pronunciado del tráfico marítimo y portuario, además de recortes presupuestarios de las administraciones. Algo que, sin duda, se va a traducir en una menor actividad de producción y de mantenimiento tanto de embarcaciones públicas como privadas que se mantendrá algún tiempo. No es una perspectiva muy halagüeña, pero al contrario de lo que ha sucedido en otras crisis, parece que en esta ocasión no se van a tomar medidas de austeridad fiscal, sino más bien políticas expansivas que ayuden a una recuperación económica lo más rápida posible.
En este sentido, creemos que hay que apostar por una construcción naval más eficiente y digitalizada, con nuevos desarrollos sostenibles, con menos emisiones contaminantes y reforzando la capacidad científica y tecnológica de nuestros astilleros. Ahora el reto pasa por ser más competitivos y seguir generando valor para posicionarse en el mercado internacional donde las empresas del sector también están viendo mermadas sus posibilidades. Todavía queda mucho margen y mercado por explotar. En España, por ejemplo, solamente hay cuatro embarcaciones por cada 1.000 habitantes a pesar de todos los kilómetros de costa que tiene. El 60% del tráfico global se produce vía marítima y ahí tenemos que llegar con todo el conocimiento y la experiencia que tenemos. En momentos de crisis, el sector naval es más importante, ya que aporta especialización, tecnología, I+D y exportación, lo que se traduce en prestigio internacional e inyección económica.
Hace un par de meses grupo Rodman anunció la inversión de diez millones de euros para el nuevo centro de reparación naval en Vigo. ¿Cuál es el objetivo de este proyecto?
Esta inversión forma parte del proceso de mejora del grupo para poder seguir compitiendo en el exterior. En este caso, en las reparaciones de grandes buques de acero en nuestro astillero Metalships. Con la adquisición del nuevo dique flotante buscamos poder atender a barcos de hasta 180 metros de eslora y 10.000 toneladas de desplazamiento. La división del grupo Rodman podrá reparar buques de grandes esloras, lo que en la práctica significa casi todos los barcos que operan en el puerto de Vigo. De esta manera, no tendrán que buscar otros puertos con mayor capacidad como hasta ahora. De hecho, se trata de un proyecto emblemático para nosotros y muy deseado desde hace varias décadas. Para Metalships supone doblar la capacidad de un servicio que ya representa una quinta parte de su cifra anual de ventas y la generación de un millón de horas de trabajo anuales en el astillero.
La compañía familiar tiene presencia en más de 50 países. ¿Algún objetivo de expansión en el punto de mira?
Todos los países con mar o aguas interiores son nuestro objetivo. En el momento actual, más de 14.000 embarcaciones lucen nuestra marca y surcan todas las latitudes.
¿Cómo fue la demanda en 2019 y en este 2020?
Tanto el ejercicio pasado como este están siendo especialmente difíciles para los mercados naval y náutico, con un exceso de oferta que afecta con severidad a los precios. Hemos trazado estrategias conservadoras en nuestros mercados. En náutica mantenemos la producción con fibra de vidrio, el lanzamiento de embarcaciones deportivas acorde a las demandas actuales de esloras pequeñas y diseños singulares, además de una apuesta decidida por la náutica profesional con varios contratos en vigor de patrulleras y catamaranes. Por otra parte, también hemos apostado por la reparación naval, que presenta grandes oportunidades de mercado.
En 2024 grupo Rodman celebra su 50 aniversario. ¿Cómo le gustaría que la compañía alcanzara su medio siglo de vida?
El Grupo Rodman goza de buena salud y cumplirá entonces los cincuenta primeros años, que es mucho tiempo para una empresa familiar, construyendo barcos. Estamos confeccionando un programa de cuatro años (2021 – 2024) y esperamos que esté acompañado de una larga recuperación de la economía mundial.