Aunque no cabe duda de que el emprendimiento femenino en España ha avanzado en los últimos años, todavía queda mucho por hacer. Este lunes, 8 de marzo, cuando se conmemora el Día internacional de la mujer, toca hacer balance del punto en el que se encuentran las empresarias, en un momento el que la brecha […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 05 mar 2021
Aunque no cabe duda de que el emprendimiento femenino en España ha avanzado en los últimos años, todavía queda mucho por hacer. Este lunes, 8 de marzo, cuando se conmemora el Día internacional de la mujer, toca hacer balance del punto en el que se encuentran las empresarias, en un momento el que la brecha de género se ha estancado tras un año de crisis sanitaria.
Según la información recopilada por Lanzadera, tan solo el 20% de las start-ups ha sido creada por una mujer, proporción que lleva así desde hace tiempo y que sitúa la Tasa de Actividad Emprendedora (TEA) femenina en el 4,7%, frente al 6,3% de media en Europa. Desde la aceleradora e incubadora de empresas achacan estos datos a factores como el alto predominio masculino en carreras de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM), además de factores como la falta de mujeres referentes en estos campos o el hecho de que cuando montan un negocio lo hacen más por necesidad que por haber encontrado la ocasión. Sin olvidarse tampoco de cómo repercute la conciliación familiar en su trayectoria profesional. Si antes de la pandemia las investigadoras dedicaban 6,2 horas semanales a sus publicaciones, esta ha caído a 1,6 horas en el momento actual, mientras que en el caso de los hombres se ha incrementado de 7 a 8,1 horas semanales, por poner un ejemplo.
Otro de los posibles motivos es el ámbito de actuación en el que desempeñan su actividad. Tradicionalmente, el peso de estas era más elevado en sectores como los servicios -con menor intensidad tecnológica- y moda e impacto social, que requieren menor inversión inicial. Precisamente, los más sacudidos por la crisis económica derivada del coronavirus. Sin embargo, parece que esta situación va cambiando poco a poco, y ahora también ocupan un lugar destacado en ámbitos como el tecnofinanciero (fintech), la salud digital (health) o la educación.
Con algunas matizaciones, esta radiografía difiere en algunos aspecto del estudio realizado por MicroBank en colaboración con Stone Soup Consulting, para conocer el perfil de las emprendedoras en el año de la COVID-19, que representan el 33% del tejido total. Si bien reconoce cierta heterogeneidad, a grandes rasgos, se trata de mujeres de entre 36 y 49 años de edad (43%), tituladas en Formación Profesional y enfocadas en el comercio minorista (30%). “Ha sido un año complejo, pero a pesar de las dificultades, las emprendedoras han seguido demostrando que hay mucho talento en España que vale la pena apoyar en su propio beneficio y en el de la sociedad”, comenta la directora general de MicroBank, Cristina González.
En un análisis más detallado, el segundo colectivo más numeroso es el de entre 26 y 35 años (26%), seguido de aquellas de entre 50 y 64 años (22%). Las jóvenes emprendedoras no suponen ni una décima parte. A pesar de que la detección de un nicho de mercado es el principal motivo de peso por el que deciden lanzarse a esta aventura (42%) según MicroBank, en conjunto, pesan más otras razones como ser sus propias jefas (25%), la vocación (13%) o salir del desempleo (13%).
La información se ha realizado en base a las características de las 8.522 mujeres que han solicitado financiación a MicroBank para hacer frente al pago de los gastos diarios, el alquiler y proveedores durante la COVID-19. A pesar de que tienen mayor predisposición a recurrir a estas vías para abrir un negocio, apenas se han beneficiado del 31% de los préstamos específicos lanzados ante las anómalas circunstancias. Con todo ello, el porcentaje de hombres que se ha visto obligado a cerrar su negocio es inferior al del género opuesto: 3% frente al 7%, en parte, “por no estar tan vinculados a los sectores más castigados”.