El verano es la época predilecta para los fichajes en el ámbito deportivo. Los grandes equipos buscan entre las estrellas de los equipos rivales para reforzarse y, al tratarse de cuestiones que implican numerosas variables, mueven una gran cantidad de cosas a su alrededor. La última muestra es la del despacho de abogados del futbolista […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 09 jul 2019
El verano es la época predilecta para los fichajes en el ámbito deportivo. Los grandes equipos buscan entre las estrellas de los equipos rivales para reforzarse y, al tratarse de cuestiones que implican numerosas variables, mueven una gran cantidad de cosas a su alrededor. La última muestra es la del despacho de abogados del futbolista brasileño Neymar. Bichara y Motta ha decidido abrir una oficina en Barcelona ante la posibilidad de que el jugador recale en el vigente campeón de liga, el FC Barcelona.
“Fíjate la cantidad de dinero que se mueve por una sola persona”, comenta Antonio Sanz, CEO y fundador de la plataforma Unión Jurídica. Y lo que supone ese movimiento en lo futbolístico encuentra su imitación en el caso de los dirigentes estrella y las grandes empresas. Por ello Sanz incide en “lo que mueven las cúpulas”.
La contratación de un gran dirigente supone “cambiar toda la cúpula con el coste que eso conlleva”, explica Sanz. Es un análisis que coincide con el de Ignacio González, socio de Life Abogados. La contratación de este tipo de perfiles implica la salida de los equipos anteriores, lo que conlleva “el despido o el cese del equipo directivo anterior”. Eso además genera “tensiones internas” porque el nuevo gerente suele buscar el apoyo de antiguos colaboradores y, en definitiva, “gente a su medida y de confianza”, explica González.
De modo que el primer inconveniente es la compensación que acompaña a esos despidos. Por otro lado, se abre la problemática de la remuneración. No solo por su cantidad, sino por la complejidad que representa que en estos casos se establezcan dos fases diferentes: una retribución anual y otra a largo plazo. González diferencia dos tipos de pagos en la fase anual, que son la remuneración fija y la variable.
En el caso de la fija, es una cantidad que el dirigente cobrará igual cada mes. En lo que atañe a la parte variable, en torno a un 70% corresponde a criterios objetivos, como son la consecución de un determinado EBITDA, facturación, etc. No obstante, puede ocurrir que para conseguir esos objetivos se haya incurrido en costes excesivos. Según explica González, esta cuestión genera “cierta litigiosidad”.
El 30% restante de la parte variable tiene que ver con criterios subjetivos, es decir, si el Consejo de Administración observa que la incorporación ha aportado valor a la compañía y que se están alcanzando “grandes metas”.
Por otro lado, la retribución a largo plazo comprende los hitos que haya podido conseguir la empresa durante el mandato de un determinado dirigente. Pueden fijarse varios años, tres, cuatro o cinco, en los que después de la incorporación se han alcanzado metas como un resultado determinado, la salida a bolsa o la expansión exterior. Se trata de un plus que “comprende el fijo y el variable” que “a veces” se retribuye por medio de acciones. Según explica González, esta variable también genera disputas entre los altos dirigentes y sus empresas.
Por su parte, el fundador de Unión Jurídica considera relevante justificar estas decisiones de cara a los accionistas. “Son políticas privadas de los bancos y las grandes empresas que pueden parecerte bien o mal pero siempre tienes el derecho de invertir o no en esa empresa”, explica Sanz. “Me parece desproporcionado que ocurran estos vaivenes o se produzcan estas indemnizaciones cuando los bancos están echando gente a la calle o cerrando sucursales”, apunta el abogado. En ese sentido, Sanz duda de que este tipo de fichajes puedan ser beneficiosos para las empresas tradicionales.