Solo sobrevive quien se adapta. Una máxima que ligada a la gestión empresarial cobra sentido cuando se tienen en cuenta los cambios que está experimentando el entorno y la sociedad en su conjunto. Partiendo de esta premisa, el informe ‘Approaching the Future 2019: Tendencias en Reputación y Gestión de Intangibles’ recoge los ámbitos que marcarán […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 09 abr 2019
Solo sobrevive quien se adapta. Una máxima que ligada a la gestión empresarial cobra sentido cuando se tienen en cuenta los cambios que está experimentando el entorno y la sociedad en su conjunto. Partiendo de esta premisa, el informe ‘Approaching the Future 2019: Tendencias en Reputación y Gestión de Intangibles’ recoge los ámbitos que marcarán el camino a seguir dentro de las organizaciones en un futuro inmediato.
En concreto, la cuarta edición del estudio -elaborado por Corporate Excellence y CANVAS Estrategias Sostenibles- sitúa el propósito corporativo como la fuerza más relevante en materia de gestión de intangibles en el entorno empresarial. La idea pasa por definir una meta que sea capaz de vincular los objetivos del negocio con un impacto social, ético y medioambiental positivo. Un aspecto que, pese a la relevancia que ha adquirido, solamente ha sido puesto en marcha a través de los valores y la cultura corporativa por parte del 56% de los expertos encuestados.
“Tener como foco el propósito y la capacidad de crear valor permite a las empresas construir una identidad y relaciones duraderas, generar creencias compartidas y sentido colectivo que abarque las necesidades de las organización”, ha aseverado la socia fundadora de CANVAS Estrategias Sostenibles, Claudina Caramuti.
En segundo lugar se encuentran la gestión de la reputación y la confianza en un escenario marcado por la economía colaborativa. En este sentido, el gran desafío pasa por contar con capacidad para gestionar la imagen de la empresa frente al cambio de comportamiento que está experimentando el consumidor en un escenario digital. De una muestra realizada a 200 dirigentes, más del 60% gestiona la imagen que quieren proyectar a través de las redes sociales. De ahí que el activismo social y empresarial esté considerado por la mayoría de las empresas como una oportunidad para su empresa.
Los trabajadores del siglo XXI buscan trabajar en espacios más ágiles y flexibles. Dos características que dan pistas sobre el futuro que tomará los entornos de trabajo y que las compañías parece que ya lo están implantando. Según el citado informe, más de la mitad de las organizaciones entrevistadas ofrece nuevas formas de trabajo y horarios flexibles.
Además de los valores sociales y éticos de una compañía, los inversores se han comenzado a fijar en otras variables, como por ejemplo las actuaciones en materia medioambiental. Para ello, toman como referencia aquellas iniciativas de la Agenda 2030 que han adoptado las organizaciones. Si bien una gran cantidad de empresas ya dispone de un plan de lucha contra el cambio climático, Caramuti ha aseverado que apenas una décima parte lo han puesto en práctica a pesar de que la sociedad exige, cada vez más, el fomento de modelos de negocio más responsables. Un cambio que, en cualquier caso, deberá ser encabezado por los líderes empresariales.
Debe tenerse en cuenta que todos estos procesos tienen lugar en un escenario donde la incertidumbre se ha tomado como una circunstancia habitual, dando lugar a una polarización de la sociedad. “En un contexto de cambio constante marcado por la desconfianza, las empresas son cada vez más conscientes de la necesidad de conectar con la sociedad a través de un propósito que aporte sentido a la actividad y establezca una hoja de ruta“, añade la socia fundadora de CANVAS Estrategias Sostenibles, Isabel López Triana, quien, a pesar de ello, ha querido lanzar un mensaje esperanzador. “Hay espacio para el optimismo”, ha sentenciado.