A raíz de la crisis sanitaria originada por la COVID-19 se ha acelerado la necesidad de “dar una respuesta rápida” a los nuevos desafíos planteados, que además exigen la puesta en marcha de “soluciones disruptivas”, en los que la innovación social puede contribuir a mejorar el nivel y la calidad de vida de las personas. […]
Gestión y LiderazgoDirigentes Digital
| 02 jul 2020
A raíz de la crisis sanitaria originada por la COVID-19 se ha acelerado la necesidad de “dar una respuesta rápida” a los nuevos desafíos planteados, que además exigen la puesta en marcha de “soluciones disruptivas”, en los que la innovación social puede contribuir a mejorar el nivel y la calidad de vida de las personas. Esta es una de las principales conclusiones que se desprenden de la nueva edición de Ageingnomics, encuentro organizado por Mapfre y Deusto Business School, bajo el título Economía Silver y oportunidades para la innovación social en la era pos-COVID.
En este contexto, el director general de la Fundación Mapfre, Julio Domingo Souto, ha puesto en valor la importancia de la citada premisa. “Ha quedado patente que la innovación social no es una moda”, ha añadido. Durante su intervención, también ha resaltado el “compromiso compartido” del tercer sector, los organismos públicos, las empresas y los emprendedores materializados en una “explosión de creatividad que transforma el mundo”. “La pandemia que estamos viviendo ha acelerado los procesos de innovación social y ha puesto de manifiesto la capacidad de los emprendedores de entender y proponer soluciones, al tiempo que ha evidenciado la solidaridad de los ciudadanos”, subrayó. Asimismo, también resaltó las iniciativas llevadas a cabo desde Fundación Mapfre para hacer frente a la crisis sanitaria como, por ejemplo, la donación de respiradores.
En el citado evento también participó María González, cofundadora de TUCUVI, start-up que ha desarrollado una solución de teleasistencia a personas mayores basada en llamadas telefónicas automatizadas. En su ponencia aseguró que esta crisis “ha revelado las fragilidades asociadas a la tercera edad” e incidió en que el 20% de la población tiene más de 65 años, con una media de cuatro patologías por persona, realidad a la que debe hacerse frente. “Esta crisis ha acelerado la apuesta de las empresas y las instituciones por la innovación social, aunque esta todavía es lenta”.
En esta línea, el director de Deusto Business School, Iñaki Ortega, remarcó el “efecto multiplicador” de la innovación social e hizo un llamamiento a la responsabilidad particular de cada uno para actuar en unas circunstancias en las que todos los esfuerzos “son necesarios”.
Por su parte, la cofundadora de Open Value Foudation, María Ángeles León, perfiló las características del emprendedor social, entre las que destacan la identificación de los problemas y la búsqueda de soluciones. “La capacidad de adaptación de los emprendedores les coloca en una posición idónea para dar respuesta a las demandas actuales, aunque estos tienen un poco más difícil encontrar financiación, ya que requiere que aquellos que aportan el capital para el desarrollo de estas ideas entiendan y compartan esa misma filosofía”, constató.
La finalidad de estas charlas es analizar las oportunidades que ofrece la economía del envejecimiento desde diferentes perspectivas. Entre los temas que se han abordado se encuentran el coche autónomo, los nuevos puestos de trabajo, el futuro de la salud en el mundo conectado, los nuevos perfiles que demanda la era digital y el papel de la formación para dotar a esos perfiles de capacidades adaptadas al mercado laboral, el emprendimiento disruptivo o las pensiones en la era de la longevidad.