“Si España no estuviera en la Unión Europea o en el euro, no podría recibir ayuda del Banco Central Europeo o participar en los planes de apoyo de la Comisión Europea. No podríamos conseguir la financiación necesaria y las consecuencias sociales serían gravísimas. El fomento del euroescepticismo me parece, como mínimo, un error“. Con estas […]
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| 24 jun 2020
“Si España no estuviera en la Unión Europea o en el euro, no podría recibir ayuda del Banco Central Europeo o participar en los planes de apoyo de la Comisión Europea. No podríamos conseguir la financiación necesaria y las consecuencias sociales serían gravísimas. El fomento del euroescepticismo me parece, como mínimo, un error“. Con estas palabras se ha pronunciado el exministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, en relación a la “encrucijada” que atraviesa el Viejo Continente en el momento actual.
Durante su intervención en la última jornada de la cumbre empresarial de la CEOE, Piqué ha subrayado que la Unión Europea es un “proyecto político común y compartido”. “Europa no es un lugar para pedir ayuda, solidaridad y dinero. Todo eso está bien, pero siempre que se haga desde la responsabilidad de un club en el que tenemos que conocer la reglas y siempre que se hagan copartícipes de este proyecto. No hay asunción sin responsabilidad”, ha añadido.
Piqué ha establecido una comparativa entre el escenario geopolítico de la segunda mitad del siglo XX “bipolar y perfecto” y el actual, que tiene a EE.UU. como protagonista. Solo que, a diferencia del caso anterior, China ha sustituido a la URSS y es “imperfecto” porque cuenta con actores de reparto “muy relevantes”. Se trata de Rusia, India, Irán o Turquía. Contexto en el que Europa representa una gran “incógnita” y que, a juicio de Piqué, figurar con un papel de reparto o secundario “va a depender de nosotros”.
También ha alertado de un mundo “más incierto” y “westfaliano” con una nueva Guerra Fría entre EE.UU. y China que puede provocar tensiones militares, pero descarta una guerra caliente entre ambas potencias. “He escuchado que nada va a ser igual. Que el mundo va a ser diferente. Con la edad oyes esa expresión varias veces en tu vida. La pandemia va a tener efectos y los está teniendo, pero las macrotendencias siguen estando ahí: globalización, industrialización, etc”. A este respecto ha remarcado el empeño de la ‘fábrica del mundo’ por recobrar “la superioridad tecnológica que ha tenido a lo largo de los siglos”, ante lo que ha añadido que “está ganando la batalla y hay que ser conscientes de ello”.
Por último, Piqué ha destacado el rol “proactivo” de las empresas en las circunstancias actuales “sin quedarse a la espera de lo que diga el poder político”, valores que, en su opinión, se sustentan en la economía de mercado. “La colaboración público-privada es más importante que nunca. Nos falta que lo asuma de verdad el poder político (…). Sin las empresas no hay solución, en ello va el bienestar y nuestro futuro”, ha zanjado.
Por su parte, el presidente del Center for Global Economy and Geopolitics de Esade, Javier Solana, ha destacado el esfuerzo de internacionalización que llevaron a cabo las empresas españolas tras la recesión anterior y que marcó el sendero a seguir. Todo ello en un contexto en el que la globalización se está ralentizando, tal y como ha indicado. Si bien ha reclamado “una Europa más cohesionada” de cara a atajar las dificultades que pueden surgir en ese camino hacia la exportación, los retos que encaran son la digitalización, los problemas derivados de la salud y el cambio climático.
En relación al aumento de la temperatura del planeta, ha advertido del “susto monumental” que puede ocasionar este fenómeno y de que la contaminación va a volver a incrementarse en cuanto China recupere sus niveles de actividad. Por ello, ve necesario comenzar a pensar en estrategias para mitigar su impacto con la colaboración público-privada como punto de partida.
Ante ello, Piqué ha añadido la repercusión geopolítica que puede acarrear el cambio climático, así como la utilidad del plástico de cara a combatir la pandemia. “El camino hacia la descarbonización ha venido para quedarse y va a ser más rápido de lo que prevemos. La presión es tremenda y hay que cambiar de hábitos y hacerlo bien”, ha incidido. En todo caso, espera que alcanzar ese objetivo no “estropee buena parte del tejido productivo”.