El sentimiento hacia las economías en desarrollo ha mejorado considerablemente desde la última parte del primer trimestre y eso se ha reflejado en el buen comportamiento de sus mercados, principales ‘damnificados’ de los temores a la desaceleración de China, el hundimiento de las materias primas y la incertidumbre sobre la política monetaria de la Reserva Federal (Fed).
Si bien todos estos riesgos no han desaparecido, al menos, sí se han atenuado, con señales de estabilización (sino positivas) desde el gigante asiático, ‘calma’ en el petróleo con los productores dispuestos (o eso parece) a dar un ‘paso al frente’ para atajar el exceso de oferta, y con Janet Yellen reiterando una y otra vez que es la cautela la que prima en las decisiones de la autoridad monetaria estadounidense sobre los tipos.
Según los datos del Instituto de Finanzas Internacionales (IFF por sus siglas en inglés), el aumento interanual en los flujos de inversión extranjera a los emergentes ha ido disminuyendo desde mayo de 2013, para transformarse en ‘salidas’ en enero y febrero de este año. Ahora bien, los flujos de inversión total se recuperaron por primera vez en marzo.
"La renta variable emergente es una ‘ganga’", afirman los analistas de ETF Securities. Muy baratas, enfatizan, tanto en términos absolutos como relativos. Tras tres años de rentabilidades negativas, en el primer trimestre registraron sólidos retornos del 5,4%, frente a la caída del 1% de los mercados desarrollados.
¿Cómo aprovechar esta oportunidad reduciendo al mismo tiempo el riesgo? "Usando el dólar como una señal para el trading", declaran. Su estrategia, explican, pasa por el uso del Dollar Basket Index (DXY) como proxy para el ‘billete verde’, pues mide su valor contra un conjunto de monedas emergentes.
En concreto, la operativa pasa por "comprar acciones de países desarrollados cuando el dólar se ha fortalecido más de un 1,5% en los últimos seis meses y luego cambiar a emergentes cuando se ha debilitado más de un -1,5% en el mismo periodo de tiempo".
Por su parte, S&P Global Market Intelligence llama la atención sobre el ETF SPDR S&P Emerging Markets Dividend (EDIV), que incluye valores emergentes que ofrecen una elevada rentabilidad por dividendo. Empresas con una capitalización total de mercado superior a los 1.000 millones de dólares y con un crecimiento de ganancias y rentabilidad positivo en los últimos trs años.
El EDIV gana hasta marzo un 13%, muy por encima del 6,5% del iShares MSCI Emerging Markets (EEM). A 12 meses, la cifra es del 5,4% frente al 2,7%, respectivamente. Geográficamente, está sobreponderado en los mercados que mejor se ha comportado en lo que va de año (por ejemplo, Brasil o Sudáfrica) e infraponderado en que peor lo han hecho (China y Corea).
Finalmente, Amundi destaca que en los últimos datos de flujos europeos de ETF del mes de marzo se observa una reasignación hacia renta variable de mercados emergentes. La firma reconoce que estos activos "han aguantado bien en lo que va de año", aunque matizan que "los fundamentales económicos siguen siendo inestables y la precaución" manda.
Con todo, declara: "Las recuperaciones cíclicas comienzan siempre con rallys tácticos que podría convertirse en un rally cíclico". Así, si se cumplen una serie de condiciones (estabilización en China, rebote de las commodities, baja apreciación del dólar, una Fed dovish…), "los mercados emergentes podrían ser la sorpresa positiva de 2016".
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