Aunque la recuperación de la Zona Euro avanza "moderadamente", según sus palabras", las presiones negativas son evidentes, especialmente en lo que respecta a los precios. "La dinámica de la inflación ha perdido fuerza, debido principalmente a la caída del petróleo y a los ‘efectos tardíos’ del repunte del euro a principios de año", ha explicado.
Una situación, ha añadido, que "sugiere que la normalización sostenida de la inflación podría llevar más tiempo del que esperábamos en marzo, cuando evaluamos por primera vez el impacto global de nuestras medidas acomodaticias".
En este contexto, ha mantenido la idea que ya dejó "entrever" tras la reunión del BCE de octubre y que apunta a más estímulos en diciembre: "Si llegáramos a la conclusión de que nuestro objetivo de estabilidad de precios a medio plazo está en riesgo, actuaremos utilizando todos los instrumentos disponibles dentro de nuestro mandato de asegurar un grado apropiado de acomodación monetaria".
Recordemos que la "meta" de inflación de la autoridad monetaria es del 2% a medio plazo. Una cifra que con los últimos datos de Francia y Alemania "sobre la mesa" aún queda bastante lejos, sobre todo si tenemos en cuenta que tanto el crudo, como el resto de materias primas, no terminan de levantar cabeza.
Así, ha afirmado que el BCE vigila "de cerca" los peligros a los que se enfrenta su objetivo de estabilidad de precios, y que sus expertos tendrán en cuenta "la gama de instrumentos disponibles en caso de que sean necesarios nuevos estímulos".
¿Cómo debe actuar Draghi?
Ampliar el tamaño de las compras de deuda, su duración, los activos incluidos (el miércoles se especulaba con deuda local y regional) o recortar de nuevo el tipo de depósito (ya en negativo en el -0,2%), son las principales medidas que componen el abanico abierto ante el BCE de cara a su encuentro de diciembre. El objetivo: luchar contra la desinflación y apuntalar el crecimiento en la Zona Euro.
Barclays aguarda que Draghi anuncie en diciembre una extensión del plazo del QE más allá de septiembre de 2016, como dijo inicialmente; y, adicionalmente, prevé una rebaja del tipo de depósito hasta el -0,3%. La previsión de inflación de la firma se sitúa bastante por debajo de la del BCE: una media del 0,1% este año y del 1% el próximo.
Por su parte, los expertos de Capital Economics apuestan también por una reducción de esta tasa, pero estiman que la autoridad monetaria optará por ampliar el tamaño de las compras hasta los 80.000 millones de euros al mes. "Esto debería ayudar a debilitar al euro y llevarlo hacia la paridad con el dólar en algún momento del año que viene", pero incluso alcanzado este hito, "el trabajo del BCE no habrá terminado", advierten.
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