Con cinco puntos ha comenzado el banquero italiano su comparecencia ante la prensa y en ellos ha resumido la revisión de los estímulos llevada a cabo, ante la "persistente baja inflación". En primer lugar, ha señalado, "hemos decidido reducir el tipo de interés de la facilidad de depósito en 10 puntos básicos, hasta el -0,30%. Segundo, extendemos el programa de compras hasta finales de marzo de 2017, o más, si es necesario. Tercero, reinvertiremos los vencimientos del QE. Cuarto, incluimos en el plan deuda regional y local de la Zona Euro. Quinto, continuaremos llevando a cabo las operaciones MRO y TLTROs".
Draghi recarga su bazuca… pero menos de lo esperado, pues el mercado aguardaba también un incremento del tamaño de sus adquisiciones hasta los 70.000-75.000 millones mensuales, desde los 60.000 actuales; asimismo, había apuestas que señalaban a un aumento de la duración hasta junio de 2017 y una rebaja del tipo de depósito hasta el -0,4%, junto a la inclusión de préstamos fallidos de la banca en el universo del plan. Sin duda, las expectativas estaban demasiado altas, y las Bolsas responden con importantes caídas, mientras el euro se dispara y también repuntan con fuerza las rentabilidades de la deuda.
El presidente del BCE ha querido explicar a los "decepcionados" que la Zona Euro está experimentando una "recuperación gradual, pero continúa, apoyada en el consumo". Tanto en el frente del crecimiento, como en el de los precios, ha señalado, las políticas de la autoridad monetaria han sido "eficaces", aunque "no suficientes".
Así, ha querido enfatizar que "estamos haciendo más porque funciona, no porque no lo haga, y lo que queremos es consolidar algo que ha sido un éxito". Es más, ha añadido, que sin la actuación del BCE la inflación sería inferior en al menos medio punto porcentual el año que viene y el crecimiento más débil.
Por otra parte, Draghi ha reconocido que las decisiones tomadas este jueves no han sido unánimes, aunque han contado con el apoyo de una "amplia mayoría". Recordemos que la semana pasada Sabine Lautenschläger, miembro del comité ejecutivo del BCE y representante germana junto con el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, sorprendía declarando que "por el momento no ve ninguna razón para que se implementen nuevas medidas de estímulo".
En este sentido, Carsten Brzeski, economista jefe de ING-DiBa, considera que los dos principales titulares que nos deja la reunión es que "los halcones (miembros a favor de una política monetaria más estricta) tienen más peso de lo esperado" y que la autoridad monetaria "pone el destino del cruce del euro en manos de la Fed".
Por su parte, José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, afirma tajante que su opinión es que "habrá nuevas medidas en el futuro". Mientras, Jonathan Loynes, economista jefe para Europa de Capital Economics, considera que "el BCE ha fracasado ampliamente en estar a la altura de sus propias declaraciones, por lo que tanto los mercados como los que hacen las previsiones se tomarán las palabras de Draghi y sus colegas con más cuidado".
Reducido margen de maniobra
Didier Saint-Georges, miembro del Comité de Inversión de Carmignac, cree que "el BCE debe seguir aplicando políticas de estímulo, ya que sus objetivos de inflación ni tan siquiera se atisban y el aumento de la concesión de créditos se encuentra en niveles extremadamente débiles en la zona del euro. Sin embargo, su margen de maniobra empieza a reducirse.
Con los bajísimos niveles en los que ya se encuentran los tipos, acelerar la expansión del balance tendría sin duda alguna un efecto adicional ínfimo sobre el crecimiento del crédito y la economía real". En otras palabras, Draghi "está empezando a ver que los beneficios de sus políticas se apagan. En un contexto de creciente incertidumbre sobre el ciclo económico mundial, este hecho confirma nuestra preocupación acerca de las valoraciones en los mercados de renta variable", advierte.
Toque de atención a los gobiernos
Para Patrick O´Donnell, gestor de Aberdeen Asset Management, "si el BCE no va a adoptar más medidas preventivas, entonces es todavía más importante que los políticos europeos sigan adelante con las reformas en sus economías. La economía de Europa se basa en el comercio y sus perspectivas mundiales son bastante nefastas. Las medidas de hoy conceden a los políticos europeos un poco de tiempo, pero no son la panacea. Desafortunadamente, muy pocos líderes europeos tienen el valor suficiente para luchar por las reformas que sus países necesitan".
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