Para los expertos de la firma británica la liquidez probablemente explique parte de la respuesta del mercado a la desaceleración global, sin embargo, les sorprende la rapidez con la que los mismos asumieron "narrativas muy pesimistas en torno a cualquier acontecimiento, incluyendo, por ejemplo, el impacto del hundimiento del petróleo y su capacidad de conducir a Estados Unidos a la recesión".
La relativa estabilización de algunos indicadores, sumada a la postura acomodaticia de los grandes bancos centrales ha disipado los temores, y ahora contamos con un crudo más afianzado, un dólar más débil y un rebote en los activos de riesgo. La cuestión es ¿durará este cambio?
Los analistas de Barclays observan ciertas similitudes con el movimiento sufrido por los mercados en verano, "lo que sugiere que sin un cambio fundamental en el entorno económico mundial (que no esperamos) el episodio actual derive en una mayor volatilidad y angustia". Por tanto, concluyen, "podríamos seguir viendo un patrón en el que pivoten de forma errática en torno a unos datos que parecen muy mediocres desde una perspectiva histórica, pero que en realidad reflejan un nuevo entorno de crecimiento lento".
En concreto, prevén que la economía global se expanda apenas un 3,1% este año, más o menos al mismo ritmo que en 2015. Recordemos que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima un repunte del PIB del 3,4%.
El patrón trimestral de crecimiento mundial, detallan, sugiere "cierta mejora en el segundo trimestre, respecto al primero, principalmente gracias a los países emergentes", sobre todo por la aceleración de China, India y una menor recesión en Brasil.
Desde Nordea, por su parte, apuntan a un incremento del PIB del 3,1% en 2016, muy por debajo del ritmo de crecimiento medio del 3,75% registrado en la última década.
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