Dejar de exportar petróleo pone en riesgo la calificación de México. Esta es, en resumen, la advertencia que hicieron las agencias Moody’s y Fitch al nuevo Gobierno de México, que asumirá funciones el 1º de diciembre con Andrés Obrador a la cabeza. Es que el propio nuevo presidente (el primer político de izquierdas que asume […]
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| 22 oct 2018
Dejar de exportar petróleo pone en riesgo la calificación de México. Esta es, en resumen, la advertencia que hicieron las agencias Moody’s y Fitch al nuevo Gobierno de México, que asumirá funciones el 1º de diciembre con Andrés Obrador a la cabeza.
Es que el propio nuevo presidente (el primer político de izquierdas que asume ese cargo en el segundo país más poblado de América Latina, después de Brasil) ha anticipado que se propone cesar en la exportación de crudo de la estatal Pemex (Petróleos Mexicanos).
“No se va a vender, en el mediano plazo, petróleo crudo al extranjero. Queremos procesar toda nuestra materia prima”, dijo Obrador (el domingo 14), afirmando que sólo se extraerá lo necesario para el consumo interno. Con ello se propone impulsar la industria energética local.
Equilibrio de finanzas
Si esa entidad cesa de exportar “provocará un desequilibrio entre sus ingresos y sus obligaciones”, puesto que los primeros están en pesos mientras que las segundas están en dólares, dijo Moody’s. Ello, agregó, presionará hacia abajo su nota de crédito soberano.
Pemex tiene el 83 % de su deuda en dólares (104.000 millones a junio de 2018, según la compañía), al tiempo que sus ingresos por venta de gasolina se miden en pesos mexicanos (a un tipo de 19,24 por 1 dólar, de acuerdo con la cotización del 22 de octubre).
De esta manera, la petrolera -cuyo capital fue abierto por la administración saliente de Enrique Peña Nieto- quedaría expuesta a la volatilidad del tipo de cambio y a la necesidad de importar crudo, señalan los analistas.
Esa última alternativa, la importación, implica una “situación que sumaría todavía más presión a los riesgos cambiarios y de flujo de efectivo”, dijo Nymia Almeida, analista senior de Moody’s, en una conferencia de prensa.
No obstante, la situación de Pemex es estable, después de que el gobierno saliente logró reducir la dependencia de los ingresos petroleros del 34 % en 2012 a 10 % en 2017, agregó el analista soberano de Moody’s en México, Jaime Reusche.
Riesgo estructural
La calificadora Fitch Ratings, por su parte, dijo que los cambios potenciales en la estrategia de la petrolera podrían “acelerar su debilidad estructural de capital”. Así, el mismo viernes (19), cambió la perspectiva crediticia de Pemex de estable a negativa.
La decisión “refleja el aumento de incertidumbre sobre la estrategia de futuros negocios de Pemex, acompañado por el deterioro del perfil crediticio asilado (SCP) de la compañía, que podría pasar a ‘CCC’ desde su actual ‘B-‘”, detalló la firma en un comunicado.
Pemex produce actualmente 1,8 millón de barriles diarios y los ingresos que aporta al erario representan cerca del 2 % del PIB mexicano. Ello obligará a la nueva administración “a aumentar los impuestos o abandonar su promesa de disciplina fiscal”, concluyó Moody’s.