El presidente argentino Alberto Fernández sorprendió el lunes (8) con el anuncio de la intervención y expropiación de una de las principales agroexportadoras de ese país, la empresa Vicentin. Desde entonces, se multiplican día a día manifestaciones populares de repudio al anuncio, incluyendo “cacerolazos” en balcones de varias ciudades y marchas callejeras de miles de […]
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| 11 jun 2020
El presidente argentino Alberto Fernández sorprendió el lunes (8) con el anuncio de la intervención y expropiación de una de las principales agroexportadoras de ese país, la empresa Vicentin.
Desde entonces, se multiplican día a día manifestaciones populares de repudio al anuncio, incluyendo “cacerolazos” en balcones de varias ciudades y marchas callejeras de miles de personas en pleno avance de la pandemia.
La firma recurrió a la Justicia para frenar la intervención, en tanto Fernández, tras el fuerte rechazo popular y empresarial, buscará “una salida acordada” con el grupo. “Lo que estamos haciendo es rescatar a una empresa de una quiebra”, dijo.
“Que siga funcionando, que los trabajadores mantengan sus puestos y que los productores sigan vendiéndole lo que producen”, dijo Fernández que eran los objetivos de la medida, a la que calificó de “estratégica” para lograr “la soberanía alimentaria”. Vicentin produce cereales, oleaginosas y ganado, además de exportar miel y ser el mayor productor de biodiesel. En 2019 exportó 2,6 millones de toneladas de granos.
La empresa entró en cese de pagos (en diciembre) de una deuda total de 1350 millones de dólares, de los cuales 350 millones fueron contraídos con bancos, otros 350 corresponden a productores y otros 500 millones a inversores extranjeros, según detalla el decreto presidencial. La firma es investigada por sospechas de corrupción en la toma de créditos del banco Nación durante el anterior gobierno de Mauricio Macri.
Al declarar la intervención de la firma, el presidente argentino también expresó su intención de expropiarla y entregarla a YPF Agro, brazo agrícola de la petrolera que, a su vez, ya fue expropiada a Repsol en 2012 por la entonces presidente Cristina Kirchner, hoy segunda en la jerarquía institucional, aunque primera en el liderazgo político, según analistas locales.
El anuncio de Fernández también provocó reacciones en Brasil, su principal socio en el Mercosur, donde el expresidente Henrique Cardoso dijo que era “un camino peligroso”. La medida “está fuera de los límites de la democracia”, agregó Cardoso, que instó a que gobierno y mercado se junten “porque expropiar, asusta”, dijo.
Las bolsas argentinas, por su parte, se pronunciaron en favor del uso “de las herramientas jurídicas” y “respetar la división de poderes”, en tanto en el mercado internacional la caída en Wall Street de 4,9 % de los bonos argentinos el martes (9) reflejaban más el default total argentino que la expropiación de esa empresa.
En efecto, varios analistas comentaron su desconcierto ante la decisión del gobierno argentino de tomar el control de una empresa con tal volumen de deuda mientras a los acreedores externos se les ha dicho que el país no tiene con qué honrar sus compromisos de deuda.
Este jueves (11), Fernández vuelve a buscar una salida de consenso con el grupo Vicentin, mientras al día siguiente (12) vence un nuevo plazo de las negociaciones con los acreedores externos del país tras el default soberano en que entró el país en mayo último.