Abogacía, arquitectura, pedagogía, comercio y, claro, economía. No hay prácticamente un currículum que no tenga alguno de estos antecedentes entre las personas que vienen convirtiéndose a la profesión del momento en Brasil: asesor de inversiones. De ahorrar a invertir En un país de más de 200 millones de personas, donde el máximo sinónimo de inversión […]
InternacionalDirigentes Digital
| 30 ago 2022
Abogacía, arquitectura, pedagogía, comercio y, claro, economía. No hay prácticamente un currículum que no tenga alguno de estos antecedentes entre las personas que vienen convirtiéndose a la profesión del momento en Brasil: asesor de inversiones.
En un país de más de 200 millones de personas, donde el máximo sinónimo de inversión había sido tradicionalmente el ahorro, el auge de esta especialidad -iniciado en la segunda mitad de la década pasada- se aceleró con la reciente escalada de inflación.
Del 10% de brasileños que ahorraban en 2017, según le explicó entonces a Dirigentes Reinaldo Domingos, presidente de la Asociación Brasileña de Educación Financiera (Abefin), pasamos a 5 millones de inversores en 2022, según datos de junio de B3, la bolsa de Brasil.
La prédica de Domingos, autor de uno de los proyectos de ley que analiza el parlamento sobre enseñar finanzas en las escuelas, hizo match con el hecho de que hoy tan sólo 35% del país sabe manejar dinero, según datos de Standard & Poors, y de ahí surgieron los cursos.
Tanto influenciadores digitales como instructores que imparten entrenamientos o asesoran a ciudadanos que buscan protegerse de la inflación mediante una inversión de su dinero tienen como regla pasar por Ancord, la asociación que regula esta actividad.
En junio de 2020, eran 8.300 los aprobados; hoy, ya son 19.531, según el reporte de junio de la entidad, que otorga una certificación para actuar en el mercado, homologada por la Comisión de Valores Mobiliarios.
Tras aprobar el examen, que dura dos horas y media y requiere de una inscripción de 80 euros, la persona ya puede actuar en el mercado como Agente Autónomo de Inversiones, tanto para una agencia establecida como de manera independiente.
Dada la expansión del sector, la demanda por estos profesionales (que en EEUU se llaman brokers) ha aumentado y también la remuneración, que va de 1.245 a 1.700 euros más premios de alrededor de 250 euros en adelante, según un reporte de promedios de Glassdoor de julio.
Los números son aproximados, pues la cifra final dependerá de la cantidad de clientes que el asesor atienda, los productos en que se especialice y el volumen que su cliente aplique. En general, su remuneración se compone de comisiones de renta fija, variable, fondos y seguros.
Pero la demanda es bien concreta: tan sólo una agencia (XP, brazo de Itaú, con un valor de mercado de 19.000 millones de dólares) anunció planes de contratar 5.000 de estos agentes autónomos de aquí a fin de año. Si bien con números menores, el movimiento se repite en otras empresas.
El perfil de quienes protagonizan esta carrera reciente y aún en ascenso es de personas de alrededor de 25-35 años, de cualquier profesión. Un requisito, no obstante, que se escucha mucho entre quienes contratan es que deben estar “bien relacionados”.
Ello se entiende por el hecho de que, si bien no están habilitados a administrar el capital de sus clientes, su remuneración se compone de las ganancias que logren estos a partir de sus consejos. La conocida “comisión”. En suma, una profesión de riesgo en un entorno que ahora también es inestable en este país.