Generar electricidad en Brasil es, desde julio, un 52% más caro debido a la sequía que afecta a este país, que extrae esa energía, justamente, de las aguas. Una falta de lluvias como esta no se veía desde hace más de 90 años y las autoridades intentan evitar un apagón. El aumento de precio se […]
InternacionalDirigentes Digital
| 02 sep 2021
Generar electricidad en Brasil es, desde julio, un 52% más caro debido a la sequía que afecta a este país, que extrae esa energía, justamente, de las aguas. Una falta de lluvias como esta no se veía desde hace más de 90 años y las autoridades intentan evitar un apagón.
El aumento de precio se mantendrá al menos hasta noviembre, ha dicho la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel). Los 100 kWh, que se vendían por mayor a 1,022 euros hasta junio, se mantendrán en 1,554 euros mientras dure la emergencia climática.
La variación de precio se explica por el hecho de que, al paralizarse las plantas hidroeléctricas, se activan las termoeléctricas, de operación más costosa. Para el usuario final, ello significa que un consumo típico de 150 kWh pasó de 17,33 euros a 20,41 euros.
La sequía histórica ha hecho que las reservas de agua de donde sale el 70% de la electricidad del país cayeran a 26% de su capacidad en julio, informaron desde el ONS (Operadora Nacional del Sistema Eléctrico, oficial). Se espera que aún caigan hasta 10%.
En 2001, año de la última gran crisis energética de Brasil, se implementó un racionamiento de energía para evitar el colapso del sistema. La medida quedó conocida como “apagón” e incluía apagado de iluminación pública, prohibición de eventos y actividades nocturnas.
Por detrás del dato económico está la emergencia ambiental, de la que Brasil es protagonista tanto por contar en su territorio con la Amazonia como por la política del gobierno de Bolsonaro, contrario a todas las alertas y advertencias sobre el cambio climático.
Fenómenos que intervienen en la falta de lluvias son las corrientes El Niño (cálida y seca) y La Niña (fría y húmeda) en el norte y sur, respectivamente. En el escenario también juega la temperatura extrema, que en el invierno actual ha dejado marcas que van de -20˚C a +33˚C.
Además de la sequía en Brasil, huracanes e inundaciones en Centroamérica son parte de lo que se debe esperar en lo sucesivo en Latam, según el Reporte del Estado del Clima de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Como correlato de las nuevas condiciones climáticas, en la economía se proyecta una aceleración inflacionaria a partir de la caída en el rendimiento de los cultivos y en la producción de alimentos, además del encarecimiento general de costes.
El agro, en efecto, ya cayó -2,8% en el segundo trimestre respecto del primero debido a motivos ambientales y ello contribuyó a que el PIB tuviera una caída de -0,1% en el período, de acuerdo con lo informado este miércoles (1 septiembre) por el IBGE (Instituto de Geografía y Estadísticas, oficial).