Pekín, por un lado, desea poner fin a la guerra comercial iniciada durante el mandato de Donald Trump. De momento, los aranceles sobre la mitad de sus exportaciones a EE.UU. están en el 25%. Pero, si China incrementa sus compras de bienes estadounidenses, esos aranceles se reducirían sustancialmente (según el acuerdo alcanzado por Trump). El […]
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| 10 nov 2020
Pekín, por un lado, desea poner fin a la guerra comercial iniciada durante el mandato de Donald Trump. De momento, los aranceles sobre la mitad de sus exportaciones a EE.UU. están en el 25%. Pero, si China incrementa sus compras de bienes estadounidenses, esos aranceles se reducirían sustancialmente (según el acuerdo alcanzado por Trump). El déficit comercial estadounidense con China superó los 300 mil millones de dólares en 2019. Y Biden, en este sentido, no parece demasiado proclive a tolerar este desequilibrio comercial.
China tiene una capacidad manufacturera equivalente a la suma de Japón más EE.UU.. Es, en estos momentos, el primer tenedor de deuda americana. Tiene una moneda, el Renminbi, artificialmente devaluada. Y ha adelantado a EE.UU., en 2014, como la primera economía del mundo (medido en PIB PPA ). Biden, vicepresidente durante el segundo mandato de Barack Obama (2012-2016), practicó una política de aislamiento comercial sobre China. El Tratado Comercial Transpacífico, o TPP, pretendía endurecer los estándares comerciales frente a naciones excluidas de dicho acuerdo como China. Y el TTIP también buscaba frenar a China en su primer mercado de exportación: la UE. Esta estrategia, además, fue acompañada de la iniciativa “Pivot to Asia” (donde seis de cada diez efectivos del ejército estadounidense iban a ser desplegados alrededor de naciones fronterizas de China). Paradójicamente, tanto la estrategia “Pivot to Asia” como el TPP fueron abortados por Trump, lo cual tampoco frenó las subsiguientes respuestas de expansión comercial china mediante la iniciativa “Belt and Road” (BRI).
China ha incrementado sus importaciones desde EE.UU. un 33% en octubre de este año 2020. En septiembre, también, aumentaron un 25%. Esto podría servir para reducir los aranceles de la guerra comercial, ciertamente aislacionista, iniciada por Trump. Sin embargo, como se evidenció durante la Administración Obama, Biden reconoce a China como el principal rival estratégico de EE.UU. en este siglo XXI. Y, como sucediera con las iniciativas “Pivot to Asia” o el TPP, habrá nuevas medidas de contención hacia China. Por ejemplo, como solicitan Japón e India, una de las decisiones más inmediatas será lanzar otra gran iniciativa comercial alternativa a BRI.