Cuatro décadas después de haber reestablecido relaciones diplomáticas, ambos países se ven abocados hacia un abismo comercial sin precedentes, que podría restar hasta medio punto al crecimiento económico mundial. Durante 2018, los intercambios comerciales sino-estadounidenses ascendieron a 630 mil millones de dólares, si bien las exportaciones desde Estados Unidos hacia China aprenas crecieron unas décimas. […]
InternacionalDirigentes Digital
| 13 feb 2019
Cuatro décadas después de haber reestablecido relaciones diplomáticas, ambos países se ven abocados hacia un abismo comercial sin precedentes, que podría restar hasta medio punto al crecimiento económico mundial. Durante 2018, los intercambios comerciales sino-estadounidenses ascendieron a 630 mil millones de dólares, si bien las exportaciones desde Estados Unidos hacia China aprenas crecieron unas décimas. El déficit comercial de Estados Unidos con China, por tanto, ha aumentado hasta niveles nunca vistos anteriormente (un 18%).
China ha prometido dar nuevos poderes al sistema judicial, encargado de proteger la propiedad intelectual, e imponer multas más duras. China, para limar asperezas comerciales, también ha propuesto seguir desarrollando los intercambios relacionados con el sector servicios. Entre turismo, educación o cine, Estados Unidos mantiene un superávit con China superior a los 55 mil millones de dólares. Es cinco veces inferior al superávit chino de bienes con Estados Unidos, pero los servicios bien pueden contribuir a la reducción del déficit comercial estadounidense. Y, en materia agrícola, los chinos han prometido incrementar sus importaciones de soja estadounidense. Actualmente, el 60% de toda la soja importada por China tiene su origen en EE.UU.
El conflicto comercial sino-estadounidense, más allá del intenso debate político, está notándose sobre la economía real a escala internacional. Muchas cadenas de suministro están deslocalizándose al sudeste asiático, si bien es una tendencia anterior a la guerra comercial, dado el incremento salarial en China (llevan diez años subiendo en torno al 10%). Todas las empresas americanas deslocalizadas en China han sufrido un recorte más o menos severo de sus beneficios. Un 33% habrían perdido hasta 50 millones de dólares. Diez multinacionales, que prefieren mantener el anonimato, revelan haber perdido, al menos, 250 millones de dólares con este conflicto. Y, unido a todo lo anterior, las firmas estadounidenses denuncian un endurecimiento adicional de los trámites aduaneros, según la American Chamber of Commerce (AMCHAM).
Las exportaciones británicas han pasado de crecer un 14% interanual a hacerlo solamente un 2%. Y compañías automovilísticas, como Daimler, han sufrido una reducción de sus beneficios cercana al 30%. El sector automovilístico, que suma un 20% de todas las exportaciones británicas, es sintomático del desastre. Pero también lo es la electrónica de consumo, donde otros muchos países, como Corea del Sur o Japón, también se están viendo seriamente afectados. Por último, según ha podido saber DIRIGENTES, algunas grandes empresas españolas tienen previsto abandonar China tras la subida de aranceles en Estados Unidos. ‘Dentro del mercado chino tenemos limitado el acceso, pero fuera nos están subiendo los aranceles si vendemos desde China, por lo que ahora compensa trasladar la producción a otros países’, confiesa un CEO español a DIRIGENTES.
Ahora, para alcanzar la paz comercial, China promete abrir paulatinamente los mercados de telecomunicaciones, servicios, automóviles, agricultura o biotecnología a EE.UU. Las inversiones, entre ambas naciones, alcanzaron los 240 mil millones de dólares en 2019. Pero según Jennifer Zhong, economista del Banco UBS, ‘las posiciones están todavía bastante alejadas’. Una subida arancelaria, como la prevista, puede restar casi un punto al crecimiento económico chino (que aumentaría, en 2019, solamente un 5,5%).