Las tensiones comerciales sufridas por Europa a consecuencia de la política unilateral llevada a cabo por Donald Trump, así como la pandemia han demostrado la debilidad de la Unión Europea. Como una isla en medio de dos enormes continentes, Bruselas quiere emerger con la fuerza suficiente como para proteger la Unión y situarla como un […]
InternacionalDirigentes Digital
| 17 mar 2021
Las tensiones comerciales sufridas por Europa a consecuencia de la política unilateral llevada a cabo por Donald Trump, así como la pandemia han demostrado la debilidad de la Unión Europea. Como una isla en medio de dos enormes continentes, Bruselas quiere emerger con la fuerza suficiente como para proteger la Unión y situarla como un actor más relevante a nivel global.
Por mucho que la ‘unión’ forme parte de su nombre, el poderío que representa la agrupación de 27 naciones europeas depende, precisamente, del grado de acuerdo que dichas naciones tengan entre sí. La Unión Europea nació con el espíritu de facilitar las relaciones entre sus miembros pero, ahora, sus propósitos van mucho más allá de eso: jugar un papel de dominio a nivel mundial, antes de que Estados Unidos y China la releguen a un rol irrelevante.
Los recelos ante la vasta burocracia europea han lastrado el proyecto que pretende hacer ver que lastimar a una sola nación del Viejo Continente pondría en guardia a todas las demás. La primera gran grieta es la salida del Reino Unido, que reafirma su soberanía para gobernar su propio destino. Sin embargo, la respuesta que proclama Bruselas ante la ruptura continúa siendo la misma: unión para continuar avanzando.
Eso es lo que necesita para hacer realidad una ambiciosa estrategia que permita a Europa volver a ser el centro del mundo. Valdis Dombrovskis, vicepresidente económico de la Comisión Europea, cree que la colaboración con los socios comunitarios es una parte esencial de los planes europeos. Sin embargo, advierte de que este plan no tiene otra finalidad que “afianzar su posición internacional en términos económicos y financieros”.
De la misma forma se manifestó el primer ministro portugués, Antonio Costa, en una intervención frente al Comité Económico y Social Europeo a finales de enero. Costa, que ostenta la presidencia de turno del Consejo de la UE, tratará que durante su mandato Europa consiga “consolidar su rol internacional”. A su juicio, los últimos meses han resultado una muestra de por qué el Viejo Continente debe fortalecerse frente al resto de potencias.
El dirigente luso cree que es importante “no depender de proveedores externos”, sobre todo en industrias esenciales. Por ello, Costa cree que se debe avanzar en políticas comunes, en particular en materias como la propia industria, así como en competencia y comercio. Así, recuperar la relación cordial con Estados Unidos y reforzar la colaboración con América Latina y África forman parte de la hoja de ruta del presidente de turno.
En un tono similar se expresaba Francisco Fonseca, director de la Oficina de la Comisión Europea en España. Sin embargo, Fonseca apunta sobre todo a la materia sanitaria, en adición a las que mencionaba Costa. “Nos hemos dado cuenta que una Unión Europea sin fronteras y con un mercado común tiene que tener una política sanitaria que vaya más allá de las fronteras nacionales. Si no, está en juego el mercado interior”, reflexionó en una rueda de prensa reciente.
La Comisión Europea pretende realizar se estructura en tres pilares: algunos tratan de continuar las reformas que ya están en marcha; otros pretenden reafirmar la soberanía de las instituciones comunitarias como entes legisladores y con el suficiente poder para hacerse respetar. Todo ello destinado a que la Unión termine por “desempeñar un papel líder en la gobernanza económica mundial, protegiendo a la UE de las prácticas desleales y abusivas”, tal y como comunica la Comisión en su anuncio del 19 de enero.
De igual modo, se pretende que el aumento del dominio de la Unión sirva para protegerla “de las prácticas desleales y abusivas”. Algo parecido es lo que ha ocurrido con los laboratorios farmacéuticos a la hora de entregar vacunas. Fonseca explicó a este medio que en casos como este conviene que Europa sea percibida “como un actor geoestratégico global”. Y, en parte, esa percepción tiene que ver con que la Unión sea la primera entidad en creerlo y actuar como tal. Para ello, será necesario desarrollar los tres pilares que puso sobre la mesa la Comisión Europea.
A día de hoy, la moneda europea es la segunda más importante en el sistema monetario internacional. Sin embargo, el Ejecutivo europeo cree ese peso no se corresponde con la importancia que debería tener en ámbitos como la inversión. Los beneficios de que adquiera una mayor importancia serviría para “reforzar la autonomía estratégica” y para “proteger a la economía y al sistema financiero de las perturbaciones cambiarias”.
Para conseguirlo, la Comisión Europea se propone crear índices de referencia en euros, sobre todo en mercados energéticos incipientes. Por otro lado, se ampliará la colaboración con el Banco Central Europeo con la vista puesta en poner en marcha el euro digital como complemento del efectivo.
En este caso, se trata de que la Unión Económica y Monetaria sea más fuerte y profunda. Asimismo, se pretende finalizar la Unión Bancaria y desarrollar la Unión de Mercados de Capitales. Todas estas medidas persiguen que el mercado interno se fortalezca, de modo que el euro acabe aumentando su valor.
En este punto la UE hace mención a su sistema financiero, así como a sus sistemas críticos. La intención es que se puedan proteger aquellas herramientas esenciales de interferencias del exterior. En particular, se mencionan las bolsas, los bancos y los depósitos de valores, entre otras infraestructuras críticas. Además, se quiere evitar una dependencia excesiva de la prestación de estos servicios críticos por parte de operadores situados en jurisdicciones de terceros países.
El sentido de desarrollar este pilar, según el representante de la Comisión Europea en España, Francisco Fonseca, es que este organismo recalque su poder como potencia: “La Comisión Europea dijo que tenemos que ser un actor geoestratégico”. Eso significa que la propia UE tiene que velar por mejorar su credibilidad frente al mundo.
Según comunica el propio Ejecutivo, la aplicación de las sanciones servirá para “aumentar la credibilidad de la UE como potencia reguladora”. Asimismo, se vigilará qué países y organizaciones internacionales reciben estas sanciones, de manera que se estudie la conveniencia de proporcionar fondos europeos.